Por Claudia Valero del OS2O Trail & Skimo Team
Mucha gente podría pensar que si no hay nieve una esquiadora de montaña no puede entrenar. Muy lejos de la realidad. Cuando acabé la temporada pasada 2018-19 en abril, tuve muy claro que la temporada 2019-20 ya empezaba. Con un calendario lleno de competiciones de diciembre a abril, la mayor parte de la forma física se debe coger en verano. O mejor, no se debe perder. Bien es cierto que, al acabar la última competición invernal, cualquier deportista necesita un descanso físico y mental de tanto entrenamiento con series y cambios de ritmo. En mi caso, yo hago coincidir ese descanso deportivo con los exámenes de mayo de la universidad. Sin embargo, esa pausa no significa que no entrene o que me pase el día sentada en un sofá, si no es más bien un descanso activo, es decir, salir a entrenar sin pulsómetro y sin cronómetro, simplemente disfrutando de la naturaleza y el deporte.
Y luego empiezan las vacaciones de verano. Las tan ansiadas y esperadas vacaciones de verano. Como a una persona acostumbrada a competir le cuesta mucho estar casi seis meses sin ponerse un dorsal, en verano me encanta competir en carreras por montaña. Desde luego, no compito al nivel del esquí de montaña, pero sí que tengo mis objetivos de verano.
Junio empezó con dos grandes metas: participar en un par de carreras y acumular horas de entrenamiento. Las dos carreras fueron la Subida a Peña Canciás, que se celebra en el bonito pueblo de Fiscal (Huesca), y la 22K del Gran Trail del Sobrarbe (Huesca). A decir verdad, las dos las acabé subiendo a lo más alto del pódium. Sin embargo, lo que yo andaba buscando en estas carreras eran más las buenas sensaciones que una gran clasificación, aunque supongo que cuando disfrutas de una carrera y además es en casa, los buenos resultados llegan solos. En lo referente al segundo objetivo, acumular horas de entrenamiento, ¿qué mejor patio de recreo que Ordesa? Subir al Tozal del Mayo o recorrer la Faja de las Flores en plan Fast&Light fueron solo algunas de las salidas de junio.
Habiéndose pasado junio en un suspiro, llegó julio. Fue un mes especial: tuve la oportunidad de ir al Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sierra Nevada (Granada) con la FEDME (Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada), que nos había seleccionado a 18 jóvenes esquiadores de montaña para entrenar allí una semana. Llegamos un 6 de julio al CAR para, al día siguiente, participar en el Campeonato de España de Kilómetro Vertical celebrado en Sierra Nevada. Este Campeonato era una buena manera de ver cómo estábamos físicamente. Personalmente, no puedo estar más contenta de los resultados obtenidos: un 2º puesto entrando al Sprint con la chica que se llevó el 1º puesto (tan solo nos separaron 3 segundos). Aquello fue un “chute” de motivación. Eso me demostraba que estaba haciendo las cosas bien, que los entrenamientos iban por buen camino.
Después del Campeonato, estuvimos toda la semana entrenando, tecnificando con los rollerski y haciendo pruebas físicas para testar nuestro rendimiento. El hecho de poder compartir esta semana con amigos esquiadores hizo que los entrenamientos, aunque agotadores, fueran divertidos. Además, tuvimos algunas charlas muy interesantes, como la de Carlos Soria, que también estaba en el CAR entrenándose. Carlos, nos explicó como había evolucionado el alpinismo y la manera de entender los deportes de montaña desde sus inicios hasta la actualidad.
Finalmente, llegó agosto. ¡Qué rápido pasa el verano! A principios de agosto nos reunimos parte del OS2O Trail Team en la Subida a Peña Oroel de Jaca (Huesca). Se trata de una competición que sale desde Jaca y asciende los 10,7 km y 1000 m de desnivel que separan el municipio y Peña Oroel. No sólo fue bien la competición, sino que también hubo muchas risas después de ella. Esto es quizás una de las cosas que más me gusta de los deportes de montaña: el buen “rollo” que hay al acabar una carrera. Es como si los corredores fuéramos una gran familia que comparte una misma pasión.
El resto del mes lo he dedicado a disfrutar de la montaña combinando entrenamientos corriendo y con rollerski. Porque… ¡cada vez está más cerca el invierno! Ahora ya solo queda seguir «rolleando» o, como yo digo muchas veces, «esquiando sobre asfalto» hasta que pueda volver a calzarme los esquís para la nueva temporada.
Aunque a veces los esquiadores de montaña sólo pensemos en poder volver a esquiar en esa nieve polvo idílica que en Pirineos cuesta tanto encontrar, lo bonito de nuestro deporte es el camino que se recorre cada verano para preparar la venida del invierno. Quizás eso es lo que hace al esquí tan especial… Quizás sea esa espera lo que hace que haya tantos enamorados de nuestro deporte…
Henry
Eres la más grande aunque seas la más pequeña.
Miriam
Eres un ejemplo de esfuerzo!!!