Texto Julen Urdangarín

Fotos Juan Korkuerika

 Introducción

Los Pirineos, esa gran muralla de roca y hielo  que cierra al norte la península, representa sin duda un terreno de juego, disfrute y aventuras sin igual en toda la geografía ibérica, si bien existen otras cordilleras, incluso con algún pico puntual de mayor prominencia, el arco pirenaico es la mayor extensión continua de montañas que superan con creces los tres mil metros de altura. Y aunque de manera objetiva la altura de una montaña nos puede ayudar rápidamente a relacionarla con su entorno, crear una lista de montañas pensando únicamente en su altura no tiene valor alguno si centramos nuestros intereses en términos de belleza o dificultad, que suelen ser los principales motivos que nos empujan a acometer su ascensión.

A lo largo de los Pirineos tenemos montañas preciosas tanto en el lado español como en la vertiente francesa y podríamos decir que son incontables las posibles ascensiones que seguramente podrían saciar toda una vida entre estas montañas. Puestos a plasmar en un blog esas ascensiones clave, si que cobra sentido el buscar una lista de rutas por las que empezar, si a través de estas primeras montañas además podemos divisar todas las formaciones colindantes, podríamos decir que buscar las más altas nos permite atravesar una gran cantidad de lugares que quedarán sin duda en nuestra memoria, nos harán soñar con futuras visitas y además, dada su posición de ventaja frente a los picos más próximos, nos permitirá volar con la vista a otros valles más alejados donde continuar la aventura, seamos senderistas, escaladores o alpinistas.

Este primer artículo dedicado íntegramente a nuestras montañas  más conocidas recoge lo que sería una trilogía pirenaica casi imprescindible en cualquier vida montañera que guste de la belleza sin límites.  Son sin duda objetivos de primera magnitud, que si bien por sus rutas normales no ofrecen una especial dificultad, su ascensión no ha de menospreciarse y requerirá un aceptable estado de forma física.

Recordemos que el entorno que a continuación se va a presentar se trata sin duda alguna de Alta montaña, con aproximaciones, condiciones por lo general bastante particulares y no exento de peligros como nieves perpetuas, glaciares, temperaturas extremas y exposición continua a radiaciones ultravioletas por encima de lo que podemos estar acostumbrados.

 

 Aneto 3.404 m. 

Integrado dentro del Parque Natural de Posets-maladeta, el pico Aneto es la cumbre más prominente de toda la cordillera Pirenaica, conocido desde hace siglos por los aristócratas franceses que veraneaban en  Bagnères-de-Luchon, no fue hasta 1817 cuando una primera ascensión al pico de la Maladeta reveló que  el Aneto parecía ser el punto más alto del macizo. Se sucedieron una serie de ascensiones con la intención de coronarlo, algunas de las cuales terminaron en tragedia debido a la gran exposición que suponen los glaciares que lo rodean, lo cual derivó en una serie de mitos y leyendas que lejos de alentar a los conquistadores de cimas, alejaron durante años a los nativos creándose todo un halo de misterio, que termino siendo considerada poco menos que maldita.

Macizo de las Maladetas

Fue finalmente el 20 de julio del año 1842 cuando el militar ruso Platon de Tchihatcheff y el botánico francés Albert de Franqueville, acompañados de una serie de guías franceses, coronaron su cima abriendo el famoso paso de Mahoma, paso estrecho y obligado si se asciende por la ruta normal y que teóricamente debe su nombre a su símil con el filo de una cimitarra.

Desde ese mismo momento y hasta nuestros días, son cientos de montañeros los que cada año se acercan al valle de Benasque para ponerse a prueba con el gran gigante de los Pirineos, ascensión facilitada por la cercanía del refugio de la Renclusa, situado en las faldas de la montaña antes del comienzo del terreno glaciar, pudiendo pernoctar en él para acometer la ascensión desde ese punto.

 

Ruta normal de acceso al Aneto

La ruta normal comprende pues la ascensión por diversidad de terrenos, hecho común en cualquier tresmil del Pirineo, comenzando en este caso en los Llanos del Hospital de Benasque, donde podemos dejar el coche para remontar suavemente de La Besurta hasta alcanzar el Refugio de la Renclusa, se continúa la ascensión por el Portillon Superior hasta llegar al Glaciar del Aneto, el cual ha de ser atravesado mediante  una suave diagonal ascendente hasta llegar al Collado de Coronas, afrontamos el famoso Paso de Mahoma y la cima es nuestra. Algo más de 1500 metros de desnivel donde deberemos poner a prueba no solo nuestro aguante sino en parte nuestra técnica dado que aun en verano se precisa del uso de crampones y piolet para atravesar con seguridad el tramo glacial. Sin llegar a ser una ruta técnica, no se ha de menospreciar dado que las condiciones cambiantes de la alta montaña no nos han de hacer bajar la guardia en ningún punto de la ascensión.

 Posets -3.375 m.

 


El pico Posets o Llardana es un gigante pirenaico de primera magnitud, el segundo para ser más exactos si lo medimos con si vecino el Aneto, y aunque situado en el mismo enclave natural que conforman los valles que rodean Benasque, son apenas treinta metros de altura los que separan a estas dos majestuosas montañas.

 Ascendido por primera vez en agosto de 1856 por Halkett, Redonnet y P. Barrau, este pico apenas dista una veintena de kilometros en línea recta del Aneto, así que para su ascensión, como ya podemos imaginar, hay que seguir un itinerario totalmente diferente. Dejando el coche el Eriste, antes de llegar a Benasque, tenemos que poner dirección al refugio Ángel Orús, todo un “hotel” de alta montaña donde la mayoría de excursionistas optan por hacer noche de cara a acometer la ascensión en dos días. Al igual que sus vecinos, esta montaña requiere una mínima preparación física, dado que no hay que olvidar que dos días en montaña, sometidos a los cambios de temperatura y terreno que se exigen, no pueden ser menospreciados si queremos llegar a cima con garantías de volver a tiempo para no tener que pernoctar de nuevo. Aun así, la ascensión puede resultar algo más sencilla que sus vecinos, al no atravesar glaciares que mantengan nieve perpetua, si prestamos atención y nos informamos previamente, el único lugar susceptible de mantener nieve entrado el verano es el pasaje llamado “canal fonda”, donde de ser necesario y sobre todo si entramos antes de que el sol haga su efecto, puede hacer falta el uso de crampones y piolet.

 

Ruta normal al Posets

La ascensión del Pico Posets suele ser acometida haciendo uso del refugio Ángel Orús para hacer noche,  una vez en el debemos dirigirnos por el bien marcado camino que sale hacia el Noroeste hasta llegar, pasado un torrente, a una bifurcación donde se ve claramente la Canal Fonda, que es una estrecha acanaladura donde podemos encontrar nieve casi todo el año, subimos por ella hasta llegar a la base del diente de la Llardana, lugar que cobra sentido cuando lo dejamos atrás y vemos la característica forma que le da nombre, de aquí a la cima apenas hay cuatrocientos metros de desnivel que nos dejan en la cima de esta montaña. Si se baja con suficiente tiempo merece la pena parar a la bajada en el collado del diente de la Llardana para subirlo, haciendo de este modo un bonito itinerario que comprende otra cima de más de tresmil metros.

 

Monte Perdido -3.355 m. 

 

 

Dentro del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido se encuentra el macizo de este mismo nombre y que es, a diferencia de sus vecinos de granito, el macizo calcáreo más alto de Europa. En estos valles, las magnitudes a las cuales estamos acostumbrados pierden por completo su referencia, encontrándonos más de 22 picos que se elevan más de tres mil metros por encima del nivel del mar, los tres principales de este valle, conocidos como Las Tres Sorores, son el Monte Perdido, El Cilindro y Añisclo. La ascensión de este primero es la que nos ocupa para cerrar la trilogía pirenaica de esta entrada del blog.

Históricamente, la ascensión del Monte Perdido comienza cuando el gran pirineista , botánico y geólogo francés Ramond de Carbonières, organiza una expedición de gran magnitud a finales del siglo XVIII con la intención de hollar la cima de esta montaña, no consiguiéndolo, apenas hay una reseña pequeña reseña de esta ascensión donde se recogen numerosos fósiles pero no se llega a concluir la edad de esta cadena montañosa, que era el principal motivo que motivaba la ascensión. Se sucede otro intento por parte de Carbonières junto a algunos alumnos aunque no será hasta 1802 cuando finalmente alcance su objetivo junto a dos guías franceses y un pastor del valle de Pineta, de este modo, la ascensión de este pico se sitúa como todo un hito en aquellos tiempos para gran parte de la comunidad científica.

La ascensión del Monte Perdido se suele afrontar en dos jornadas, haciendo uso del magnífico refugio de Góriz como lugar de pernocta para así hacer cima lo antes posible del segundo día, de este modo salvamos gran parte del desnivel de subida el primer día, pudiendo subir más ligeros el segundo día, en el cual hemos de volver a la entrada del valle con toda la bajada que eso supone. La ruta normal supone dejar el coche en las inmediaciones del parking de Torla, donde en verano podremos coger el autobús que nos deposita en la Pradera de Ordesa, un maravilloso paraje donde confluyen tanto montañeros como escaladores, en nuestro caso hemos de dirigirnos pradera arriba hasta llegar a la llamada Cola de Caballo, donde optaremos por subir por las clavijas o por las llamadas Z´s, ambos caminos nos depositan sobre el valle y a tiro de piedra del refugio de Góriz.

 

Haciendo noche en el refugio o sus inmediaciones si pretendemos subir tienda de campaña, solo queda madrugar para, a primera hora, iniciar una subida que poco a poco va ganando desnivel encima del Góriz, llevándonos de frente a una paredes que hay que franquear hacia el Este. Una vez aquí, continuamos ascendiendo hasta llegar al Ibon Chelau, un lugar donde ya podemos divisar la gran pala de nieve que sube hasta convertirse en La Escupidera, un punto “negro” del pirineismo donde, si bien no es difícil atravesarlo, hay que extremar las precauciones dado que no son pocos los sustos y accidentes que se suceden año tras año en este punto, mas por la aglomeración de gente y las prisas que por lo técnico del terreno. Superada esta ascensión, apenas quedan unos metros de desnivel que nos depositan la cima.