OS2O Alpine Team: Arlaud-Soriac al Vignemale

Otro año más la Semana Santa nos regala unos cuantos días de vacaciones que los chicos del OS2O Alpine Team no podemos desperdiciar. Esta vez nos vemos menguados a causa de las bajas de Juan y Julen por motivos personales, una pena pues les echamos mucho de menos, ya que el equipo sin ellos se queda un poco cojo en risas y motivación. Aun así, quedamos dos fanáticos con mucha energía e infinidad de ideas en las que invertir bien nuestro tiempo libre.

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Como muchas otras veces, Semana Santa es sinónimo de mal tiempo, así que apuramos los planes hasta última hora confiando que Los Alpes nos brinden una ventanita de buen tiempo para poder aprovechar las excepcionales condiciones que reinan en el macizo desde el otoño. Finalmente, el pronóstico de una gran nevada echa al traste con nuestras ilusiones de un viaje express en busca de una buena curtida a manos de alguna de las “an-heladas” caras norte del macizo. Otra vez será, este juego es así y parte de su gracia está en el camino hacia completar los sueños que nos unen a la cordillera Alpina.

De todas formas el panorama no es tan desolador como años atrás, ya que en la península ibérica reina un potente anticiclón que hará nuestras delicias, tan sólo queda definir un objetivo que nos motive y lanzarnos a por él con todas las ganas.

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Tras unos cuantos dilemas y cierta incertidumbre en cuanto a las condiciones en el Pirineo, nos animamos a probar suerte con los piolets y ponemos rumbo al país vecino, con la esperanza de que el macizo de Vignemale guarde sus gélidos tesoros pese a las altas temperaturas que dominan el Pirineo sur.

Con la furgoneta cargada hasta los topes, vamos haciéndo cábalas y preparando la estrategia para estos días. El objetivo ya tiene nombre, Arlaud-Souriac a la punta Chausenque. Un codiciado corredor que por su gran belleza es perseguido y deseado por gran cantidad de alpinistas, ya que pocos años se deja conquistar, de hecho, la última vez que estuvo bien formado las cordadas se apelotonaban en su interior.

Confiamos en que al no haber mucha información de su estado actual, seamos pocos los que nos fijemos en él. De todas formas la estrategia es clave si no queremos sufrir los rigores de escalar bajo otra cordada, así que el madrugón está garantizado.

A las tres de la mañana y con la cena todavía en el estómago ponemos las pieles de foca rumbo al refugio de Oulettes de Gaube. Por ahorrarnos unos cuantos quilos en la mochila decidimos aproximar y escalar en el día, lo cual vaticina una larga jornada del tan de moda “esquí-alpinismo”.

A las seis de la mañana vemos las primeras luces de frontal saliendo del refugio, pisamos el acelerador, empieza la carrera. Para nuestra sorpresa las luces se desvían hacia la Goulotte Lechêne, todavía no nos lo creemos. Aflojamos la marcha y disfrutamos del amanecer mientras abrimos huella hasta la rimaya saboreando la gran jornada que nos espera, la vía está en perfectas condiciones y apenas pinchada.

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Poco a poco nos vamos metiendo en harina, los largos se suceden sin complicaciones, algún pasito de mixto y continuidad en nieve corcho y hielo. Una gozada, disfrutamos sin prisas y en soledad de la preciosa goulotte en pleno Viernes Santo. Nos sentimos afortunados de estar allí, dos colegas bien motivados haciendo lo que más les gusta donde más les gusta ¿se puede pedir más?

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Tras un largo ensamble salimos airosos de las últimas dificultades, ya queda poco para la cima pero el estado de la nieve en la parte superior del corredor nos ralentiza, ya que la progresión es muy precaria abriendo huella sobre nieve inconsistente y sin posibilidades de protección.

Cuando salimos a la arista nos damos cuenta de que nos hemos equivocado, abandonamos muy pronto el corredor y una incierta arista nos separa de la cumbre. Roca suelta, más bien escombro, es la tónica de los últimos metros de escalada, así que hay que ser prudentes y moverse con cuidado en este terreno. En estas circunstancias es cuando uno se da cuenta de lo importante que es moverse rápido por el monte, pese a que los días en Abril son largos la actividad no termina hasta que se vuelve al coche, e ir holgados de tiempo en montaña es nuestro bien más preciado.

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Sobre las cuatro de la tarde coronamos la cima, felices, nos relajamos por fin descansando un rato antes de emprender el regreso. Calzarse los esquis y disfrutar de unos buenos giros en la bajada es la guinda a una preciosa e intensa jornada.

El camino de  vuelta por el valle de Gaube se hace penoso, ya cansados nos toca poner y quitar las pieles varias veces, así como unas cuantas remadas y patinazos hasta conseguir por fin deslizarnos por la pista de esquí que conduce a Pont d’Espagne.

A las ocho de la tarde pisamos el parking con nuestros reventados pies, las botas de esquí han evolucionado mucho pero no quita que te destrocen los pinreles tras semejante pateo. Por suerte la ropa OS2O da la talla con creces, y su comodidad  y prestaciones se notan y mucho, sobretodo en actividades largas como ésta, donde el frío, el calor, el sudor y las constantes purgas que nos cayeron ponen a prueba hasta las prendas más exigentes.

Atrás queda ya este maravilloso día, pero tras despertar de un sueño toca hacer realidad otros, así que aprovechando el día de descanso dirigimos cuerpo y mente hacia el próximo destino…¿cual sera?

Aquí un video de la vía

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2 comentarios

  1. Grande el Alpine Team (algo mermado)!

  2. Gran ruta y además una jornada de esquí alpinismo muy completa!

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