Jaca, 24 de enero de 2027

Nuestra filmación en el Pirineo jacetano se ha complicado debido a las bajas temperaturas, -40ºC, el frío es brutal en esta tierra de lobos…

Comenzaremos esta crónica haciendo referencia al libro de un amigo de Montañeros de Aragón, Alberto Martínez Embid,  conocido por su literatura de montaña de toda índole. Escritos unas veces atrevidos y picantes, otras veces sobre el valor, las aventuras y las desventuras de los antiguos pirineístas como los Carbonnieres, los Schrader, los  Russell (sólo empieza a ser feliz cuando ha sobrepasado los dos mil metros de altitud), los Bazillac… También escribe en su blog sobre anécdotas de la historia relativamente reciente de los escaladores pioneros de Aragón como los Rabadá y Navarro, los Bescós, los  Cintero, los Díaz… Sin embargo el libro al que aquí me refiero tiene una temática divertida y que de alguna manera hace soñar, ahora veremos por qué, a los alpinistas, una Ciencia Ficción pirenáica. El título de la obra es En tierra de lobos y a groso modo nos habla sobre un efecto invernadero a la inversa en el Pirineo jacetano. Vaya que en el cercano 2027 los termómetros pirenáicos marcaban -40ºC ¿Os imagináis?

Pensad en las condiciones para escalar en hielo en el Pirineo si tan sólo enfriara la cosa por debajo de los -5ºC. Actualmente el Pirineismo invernal está condicionado, con suerte,  a  unos pocos meses al año. Hay que estar atento, motivado, manejar bien la información, coincidir con quien quiera pasar frío y cansarse y además que la meteo acompañe. Demasiadas cosas que cuando se juntan hacen que podamos disfrutar de la grandeza de nuestras montañas a través de los corredores y de las caras norte y evidentemente el OS2O Alpine Team cuando puede aprovecha la coyuntura.

De esta manera Julen, Carlos, Óscar y yo ponemos rumbo al macizo de la Peña Telera. Esta montaña de 2.764m resulta ser un precioso terreno de juego para la escalada invernal. Al Sur de la Sierra de la Partacua que aloja la cima de Peña Telera encontramos la región de Sobrepuerto (Sabiñánigo, Biescas…) y al Norte de Telera encontramos el macizo del Midi d´Ossau y algunos de los más famosos picos de tres mil metros del Pirineo. Entre ellos los Infiernos, Garmo negro o el coloso macizo del Vignemale. El lugar queda claro que es impresionante y escalar aquí siempre resulta ser una experiencia auténtica y en ocasiones sobrecogedora.

 

Llegamos a la noche a Piedrafita de Jaca y preparamos una cena rica a base de hidratos de carbono, proteína y zumo de cebada, que la vitamina B12 que contiene el oro líquido siempre es recomendable antes y después de realizar cualquier ascensión. Después de barajar varias opciones nos decidimos por enlazar dos corredores en la misma jornada. El María José Aller y el Maribel, dos corredores clásicos de dificultad moderada, situados entre la cima de Peña Telera y la cima Capullo, que se encuentran en perfectas condiciones de hielo y nieve corcho. Aproximación entre dos y tres horas que realizamos de noche. Al llegar al cono del María José y sobre nuestros planes amanece y comienza el baile.

 

La suma de las dos actividades hacen un total de 1600m de desnivel combinando la aproximación, la escalada en nieve y hielo de hasta 80º (en las condiciones actuales) y algún largo de mixto divertido que desgasta nuestras herramientas al maltratarlas sobre la roca. Las dos vías son más que recomendables y con una fama merecida pues nos dejan disfrutar del placer de un macizo atemporal. Hablando con buenos pirineistas de generaciones anteriores como Ángel Sonseca comentan la curiosidad de que estos corredores se escalaban bien entrada la primavera, pero ahora y a pesar de la poca innivación de este año no se podían encontrar en mejores condiciones. Disfrutamos como enanos, todos juntos, subiendo, bajando, volviendo a subir y volviendo a bajar. Al principio la fatiga tarda en aparecer pero inevitablemente llega y luchamos contra ella para conseguir lo que nos habíamos propuesto.

 

Una de las cosas más impresionantes de nuestra actividad son las vistas que obtenemos como premio al llegar a una cima. En ese punto de altura final se pueden acumular muchas sensaciones. El valor de la cordada entendida como un equipo que goza de la alegría de compartir un momento único. Subiremos muchas veces a la Peña Telera pero cada una será diferente y tendrá un valor distinto. Ni mayor ni menor, simplemente distinto. Desde el simple placer  de estar en  un lugar mágico, hasta la satisfacción grupal de conseguir lo que nos habíamos propuesto.

 

El día no pudo ser mejor y aunque la meteorología fue más cambiante que en la Patagonia pues tuvimos sol, ventisca, niebla… lo gozamos en una actividad cien por cien recomendable en la que nuestros amigos y amigas (las Jermy, las Artic, los Insulation, los Epsilon, los Hoka Pants, los Madd, los Devi, los Khan…) que nos protegían de algunas hostilidades de la montaña invernal.

 

En el Reino de los Mallos

Cuando llegamos al punto de inicio tenemos que reconocer que sin estar reventados sí que estamos cansados así que después de unas cervezas y charlar un poco con amigos riojanos nos esmeramos en preparar una cena que se alarga hasta que los ojos empiezan a cerrarse. Al día siguiente no hay toque de Diana y marcharemos a escalar a Riglos confiando en una predicción que anuncia sol y temperaturas agradables. Nuestra cordillera tiene estas bondades y es que a escasa hora y media puedes escalar una maravillosa cara norte de nieve, hielo y mixto y después ir a escalar una vía de roca al revitalizante sol de invierno. Dicho y hecho. Al despertar con calma y desayunar abundante ponemos rumbo al Reino de los Mallos.

 

Los mallos de Riglos son unas impresionantes moles de conglomerado que vigilan el Gállego a su paso por Murillo de Gállego. La escalada aquí siempre es atlética y aquel que quiera subir por sus paredes deberá agarrarse a “patatas” que a veces parecen poco sujetas a la pared. Los Mallos de Riglos tienen entre el colectivo de escaladores a grandes amantes de sus panzas y desplomes pero también a gentes que rechazan sentir el vacío sujetos a algo aparentemente tan débil. Nosotros, el OS2O Alpine Team pertenecemos al primer grupo, así que siempre que venimos aquí disfrutamos de una escalada singular que nos regala la oportunidad de situarnos por encima del constante vuelo de buitres y algún alimoche y las acrobacias de los treparriscos que juegan a entrar y salir de los huecos que forma la pared.

Cuando llegamos a Riglos el horario nos recomienda escalar algunas vías rápidas y de ésta manera nos subimos por Irene y la Paz, Todo tiene fin y el espolón José Luís Arrabal. Aquí en Riglos las escaladas posibles son variadas y variopintas y aunque abundan las chapas para forzar el libre aún quedan algunas vías de aventura en las que más vale ir rodado. Para información sobre escaladas en los mallos de Riglos Miguel Carasol y Chema Agustín publicaron la guía Riglos Vertical en la que además de venir una cantidad importante de vías y zonas cercana nos expone un poco la historia de los Mallos desde un punto de vista romántico que entremezcla las escaladas de los pioneros con las escaladas más modernas.

 

Con esta cerramos una salida del equipo marcada por el buen humor y la motivación, con la satisfacción del que sabe que aprovecha un tiempo que pasa a la velocidad de la luz y que no podemos permitirnos el lujo de desperdiciarlo. Cómo dicen los amigos de Os2o,

 

 

¡Olvídate de la Ciudad!

LA AVENTURA CONTINÚA