Por Óscar del OS2O Alpine Team
La motivación no desaparece, sólo se transforma, como la energía, y menos mal, porque éste invierno está siendo quizá el peor de la historia para los escaladores en hielo de casi toda Europa. Las elevadas temperaturas han impedido que se formaran gran parte de las cascadas de hielo habituales del Pirineo y las que sí lo han hecho, o ya las habíamos escalado o por trabajo no hemos podido aprovechar los breves días que han presentado un estado aceptable. Así que éstas últimas semanas nuestra motivación ha estado puesta en las condiciones de la nieve y en hielo en otro tipo de objetivos como vías de alpinismo en paredes más grandes y a mayor altura esperando que allí sí helara lo suficiente como para presentar buenas condiciones para entretenernos con los piolets. Pero llega un fin de semana de frío y los días anteriores llegaron también las nevadas que dejaron las caras norte con bastante nieve polvo sin transformar por lo que dudábamos en que hubiera alguna vía en una gran norte del Pirineo en buen estado.
Por suerte para mí, esa semana, Carlos había estado recorriendo con esquís de travesía los alrededores del pico Aspe y había localizado una línea de hielo en un muro de unos 200 metros en la cara suroeste de su vecina Llena de la Garganta. Buscamos información y nadie sabía nada de que allí se hubiera escalado una vía de esas características pero como en la foto parecía atractiva y la nieve esos días había transformado mejor en las zonas que reciben luz del sol por la tarde nos decidimos a probar esta pequeña aventura. Madrugamos bastante ya que el sol comienza a dar en esa pared a partir del mediodía y con calor se convierte en una zona con bastantes desprendimientos.
Porteamos los esquís un buen rato desde el coche dado que la cota esquiable hasta ahora no baja de los 1700 metros.
Llegando a la pared vamos viendo que la pared es incluso más vertical de lo que esperábamos y el hielo parece que está en buenas condiciones.
Con la motivación a tope dejamos los esquís en la base y nos ponemos el material de escalada. Hay constantes pequeñas purgas de nieve “spray” que ayuda a dar un toque místico a ésta pequeña aventura aunque te dejen la cara y las manos congeladas constantemente.
La primera parte de la vía resulta ser un largo de unos 55 metros de escalada entre roca y hielo, algo expuesto y complicado de proteger pero muy divertido. Un corto paso desplomado en la parte final se encarga de poner los nervios a flor de piel devolviéndonos el calor que el spray no quitaba.
Tras esta parte, Carlos resuelve con maestría el sector estrella de la vía. Una preciosa cascada de unos 55 metros, bastante mantenida en su inclinación y con varios tramos verticales ¡con los pocos tornillos de hielo que habíamos traído!
Tras éstos dos deliciosos bocados de Pirineísmo en estado puro un tercer largo ya menos inclinado nos lleva hasta las pendientes de nieve superiores justo a tiempo para abandonar la zona de hielo vertical justo antes de que el sol gane la partida a la pared y comience su rutinaria labor de destrucción. La escalada ha sido mucho más bonita de lo que podíamos esperar en un principio, sin grandes peligros y entre risas estamos en un lugar resguardado que da paso a la cara Oeste ya sin dificultades con medio día por delante y el trabajo terminado, ¿Qué más podíamos pedir?. La opción inicial de seguir hasta la cima la descartamos porque el sol con las horas elevará el riego de aludes en estas rampas de nieve todavía sin terminar de transformar.
Por la cara Oeste de la montaña enlazamos con la ruta de ascenso al pico Llena de Bozo en la que encontramos también a bastantes esquiadores disfrutando de un buen día de montaña, después recogemos el material de esquí a pie de vía y terminamos la jornada con una buenas bajadas en esquís.
Hay días en la montaña para todo. Unos son de entreno para futuros desafíos. Otros para cumplir sueños y desafiar límites; llegas al límite de tus fuerzas entre prisas, frío y agotamiento, dejando una huella imborrable pero los disfrutas más recordándolos ya en casa que en el momento. Y por último días como éste que sin hacer grandes gestas consigues conocer un nuevo rincón con encanto y pasar un buen día de escalada en buena compañía. Son pues, éstos últimos, los que más te dejan disfrutar montaña momento a momento. Esperaremos entonces que hayan muchos más.
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