Por Oscar SanMartín del Alpine Team de OS2O
Hace unos 6 años, casi puedo decir que en mis comienzos en la escalada, cuando podía contar con los dedos de las manos mis aventuras en pared, una apertura llamó bastante mi atención y la de la comunidad escaladora de Aragón, incluso tuvo repercusión en algunos medios de comunicación. Se trataba de la nueva vía, Super Energy en Peña Montañesa, propuesta por sus aperturistas, los excelentes escaladores Jesús Ibarz, Marisol Monterrubio y Oriol Anglada, como 8a de dificultad, 420metros y 7b obligado en un elegante recorrido por el filo del Espolón del Sobrarbe.
Leía el artículo que comentaba la apertura con gran admiración, sorprendido porque aquí en nuestra tierra pudiera darse una escalada de tal belleza y preguntándome cómo lo harían, qué comerían, cómo entrenarían o de qué pasta estarían hechos esos escaladores capaces de resolver semejantes dificultades a cientos de metros del suelo. En cierta medida, de la envidia sana que me producían estas actividades crecía la motivación para, semana a semana, ir entrenando y metiéndome, normalmente junto con mi hermano, en vías cada vez un poquito más largas, un poquito más difíciles, más complejas,… Sumergidos en tan simple procedimiento pasan los años, las experiencias y, curiosidades de la vida, llega un día cualquiera en el que preparas el material a pie de aquella vía con la que casi no te atrevías a imaginar.
Hacía unos meses que no compartía cordada con mi hermano, un año más separados de la escalada en pared y más centrados en la deportiva, esquí, trail running y viajes por separado lo habían impedido. Al mismo tiempo ambos hemos ido mejorando un poco y para el “reencuerde” elegimos Superenergy de entre la lista de rutones pendientes.
Desde la apertura de Superenergy, los escasos repetidores hablaban de que no era tan dura como de la reseña se puede entender. Pero como estos repetidores eran conocidos “titanes” de la escalada tampoco es que ayudaran demasiado a desmitificarla. Por si acaso hemos esperado a estar lo suficientemente en forma como para no ir demasiado justos.
En cuanto a la estrategia el cordino auxiliar y petate para remontar el peso de zapatillas, agua y demás que de otra forma tienes que levantar con los dedos es de gran ayuda. La vía es larga y salvo entre el primer y segundo largo mantiene la verticalidad o el desplome. No madrugamos y eso nos costó tener que renunciar a los dos últimos largos que salen por encima de la “Faja de Toro”, pero la verdad es que una vez escalas los 350 metros del pilar hasta la faja y abandonas la vertical apetece más bajar a por la merecida cerveza que volver a liarse con el muro de 50 metros que queda por encima.
El primer largo de 6c es una placa técnica, corta pero bonita, con un pequeño bombito donde ya tendremos que poner a prueba los dedos. El primer clavo que marca la reseña ya no está, voló con Albert Gantxets en una de las primeras repeticiones y merece la pena entrar en su blog para conocer la anécdota. Hay que buscar la siguiente chapa para encontrar el comienzo. La reunión se monta en un árbol si se va con petate porque después hay que recorrer una rampa de erizones donde hay que llevarlo en la espalda.
Al salir a la feixa entre las R1 y R2 conviene llevar zapatillas y pantalón largo para no sufrir en exceso con la penosa rampa de erizones que conforma el segundo largo.
El tercer largo es una peculiar y muy entretenida fisura de arenisca, muy diferente al resto de largos de caliza. Toda en autoprotección es ya uno de los largos estrella de la vía. La dificultad estará en torno al 7a y requiere una buena dosis de técnica y equilibrio.
Y todavía a la sombra y con temperatura perfecta para escalar llegamos al cuarto largo, en teoría el más difícil de la vía, con un techito como paso clave de la vía. La dificultad se concentra en ese paso bastante atlético donde es difícil encontrar la secuencia correcta a la primera, pero después de caer casi saliendo, memoricé los movimientos, bajé de nuevo a la reunión y en un segundo intento pude resolver y encadenarlo. La verdad fue toda una sorpresa, no me esperaba poder encadenarlo y menos en mi primera visita a esta vía. En nuestra opinión la dificultad no supera el 7b+ si se aprovecha la secuencia correcta. No hace falta llevar friends ni fisureros para este largo, podemos intentarlo solo con las cintas para reducir peso.
El quinto largo de 7a arranca con una extraña sección desplomada y se mete en el gran diedro. El sexto de 6b es el más peligroso en cuanto a la calidad de la roca se refiere y habrá que tratar con cariño los grandes bloques sueltos apoyados en el diedro.
El sexto largo es uno de los mejores largos que hemos escalado, para nosotros el largo estrella de la vía. Empieza con una travesía que se va complicando hasta alcanzar el 7A+ de dificultad para después seguir una excepcional fisura, ¡Es como empezar escalando en Taghia y terminar en Utha!!
El séptimo largo consta de dos panzas de moderada dificultad, en roca gris de excepcional calidad. Con llevar cintas y juego de tótems basta, ya que no da mucha opción a proteger, es quizá el que tenga una potencial caída más larga sin ser peligroso. Zigzagueando un poco y buscando el recorrido más fácil lo escalamos en torno al 7A+ de dificultad.
Y el último largo para nosotros, el octavo, ya que de la Faja de Toro nos bajamos sin escalar los 50 metros del muro que queda por encima. A estas alturas de la pared ya van más de 300 metros de aire bajo los pies. El valle de La Fueva mucho más abajo todavía confiere un ambiente más espectacular. Un tramo de 7b en los primeros diez metros ya te deja los antebrazos calientes para sentir todo tipo de emociones a lo largo de los cuarenta y pico restantes, incluidos los pasos de equilibrio a mitad y los bloques sueltos que amenazan con acompañarte de nuevo al vacío a la salida a la Faja.
Si nos hubiera parecido irreal hace éstos años llegar aquí habiendo escalado este rutón, hacerlo encadenando nos ha dejado uno de los mejores recuerdos que tenemos de nuestras escaladas. Una vez más, en un lugar excepcional con la mejor compañía y haciendo lo que más nos gusta. La bajada por los rápeles de la vía Clásica de verano ya conocidos y la vuelta a Oncins a por un buen bocata en Casa Ambrosio son hoy más agradables que nunca.
Éste fue el primero de tres grandes días que pasé por Montañesa este puente. Rubén trabajaba al día siguiente pero acudió Carlos con quien escalé “Sin casa ni perro ni jardín” y “El señor del hielo”, otros dos brutales itinerarios merecedores igualmente de estar entre las mejores vías de Aragón.
Hay que terminar este post dando la enhorabuena a los aperturistas de Superenergy por regalarnos una de las mejores vías que he escalado. Para l@s que habéis dudado en ir por lo imponente de la reseña les diría que en calidad y dificultad la vía se asemeja a su vecina, la también extraordinaria “Lágrimas de la roca”. Así que ya sabéis mucha motivación y a muerte!! que a veces la vida te sorprende y los sueños no solo se cumplen sino que se superan.
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