Por Óscar San Martín, miembro del OS2O Alpine.
La estética de éste itinerario enteramente glaciar en el ambiente de alta montaña del valle de Argentiere había atraído nuestra atención desde hacía años. La Ginat es una línea evidente que busca las debilidades de la cara norte de las Droites (4000m) siguiendo siempre una escalada en hielo glaciar mantenida, sin grandes dificultades pero sin descanso ni repisa alguna a lo largo de sus 1000 metros de recorrido.
HISTORIA
Durante finales de los años 60 y los años 70, los piolets de tracción habían aparecido y revolucionado el alpinismo ampliando las posibilidades de escalar trazados por hielo hasta entonces imposibles. La cara norte de Les Droites entre otras joyas del macizo del Mont Blanc se convirtió en un laboratorio perfecto para éstas nuevas técnicas y algunos de los mejores alpinistas del momento probaron fortuna abriendo modernas y estéticas líneas de hielo en sus paredes. Grandes nombres del alpinismo como Messner, Lagarde, Marsigny, Gabarrou, Colton, Twight, Jasper y muchos otros han trazado parte de su legado en ésta pared.
La apertura de la vía Ginat corrió a cargo de Jean Ginat, Guilles Modica, Jean-Pierre Simond y Jean-Marc Troussier el 24 de Julio de 1978, Jean Ginat murió durante el descenso por la vertiente sur y sus compañeros inmortalizaron su nombre en ésta vía.
ASCENSO
Hoy en día son muchos los factores que convierten el ascenso de ésta vía en una actividad mucho menos comprometida. Nuevos materiales de escalada, prendas técnicas transpirables, partes meteorológicos fiables y mucha información de ascensiones anteriores son sin duda un gran aliado para tener éxito, disfrutar de la escalada y volver enteros a casa que es de lo que se trata.
En cuanto a las condiciones de la Ginat es una vía que se escala todas las temporadas, especialmente en primavera y otoños favorables. Todo el recorrido suele tener hielo, la principal amenaza que dificulta su ascenso aparece cuando el hielo blanco formado por las purgas de nieve desaparece y descubre el hielo negro mucho más antiguo y duro que complica notablemente el ascenso.
Nuestra estrategia para ascender la vía consistió en aproximar con una agradable esquiada desde el teleférico de Grands Montets (3295m) hasta el glaciar de Argentiere (2600m) para vivaquear a una distancia prudente del pie de vía. Una leve nevada nos da las buenas noches entre las tiritonas por el frío y los nervios que siempre surgen al estar bajo una pared de éstas características. Por suerte sobre las 2 de la madrugada el cielo se despeja y empezamos el ritual habitual de calentamiento, salir perezosamente de los sacos, derretir nieve, comer algo, preparar material y al fin poner rumbo a la pared con las primeras rampas de nieve que a éstas horas con el cuerpo frío y las pilas de energía bien cargadas se agradecen.
A las 4:00 empezamos la vía por la rampa Messner, un corredor de unos 250 metros que supera el primer bastión rocoso de la pared de derecha a izquierda. Ésta parte que en teoría es la más sencilla de la vía es la que más incomodidades presentó ese día por la frecuentes purgas de nieve en medio de la oscuridad.
La rampa Messner desemboca en el escudo de hielo de la parte central de la pared, una plancha de hielo de uno 400 metros bastante homogénea, se recorre intentando seguir las partes de la plancha con hielo blanco de reciente formación y evitando el hielo glacial más oscuro y antiguo, mucho más duro y estallizo y una amenaza tanto para las puntas de piolets y crampones como para las piernas, que se sobrecargan mucho más por la tensión que supone escalar éste tipo de hielo, por suerte en nuestro caso al escalar con botas de esquí los gemelos de las piernas sufren menos que con botas de alpinismo en éste tipo de terrenos.
Poco a poco amanece mientras ascendemos la parte intermedia de la pared regalándonos un paisaje espectacular con el glaciar de Argentiere a nuestros pies, las Aiguilles de Chardonnet, Argentiere, Tour Noir, Mont Dolent y Triolet otorgan a éstas escaladas en la cuenca de Argentiere una de las estampas más alpinas que podemos encontrar en Europa.
El escudo termina a unos 600 metros del inicio de la vía, a partir de aquí siguen una sucesión de cascadas de hielo con tendencia a la derecha que suponen con diferencia la parte más bonita de la ascensión. Aquí dependiendo de las condiciones podemos encontrar las mayores dificultades de la vía, en teoría 5º en hielo o 4+ en mixto aunque en nuestro caso, gracias a las buenas condiciones y los picados de cordadas anteriores la vía estaba algo más fácil de escalar.
El día ha quedado impecable de nubes, el horario que llevamos es mejor de lo esperado y la pared está en buenas condiciones la sensación que tenemos, más que de estar superando un reto es de estar saboreando un caramelo, un premio después de tantos intentos cancelados por mal tiempo, entrenos, vías en malas condiciones y otras decepciones que hacen del alpinismo una afición en ocasiones demasiado “espartana”. Por suerte, cuando más lo necesitas aparece una oportunidad como ésta de escalar una vía mítica, un día perfecto, una compañía inmejorable, solos en la pared y todas ésas decepciones desaparecen de la memoria, el alpinismo vuelve a cobrar días como éste su mejor significado.
La parte final de la vía es un recorrido muy evidente que superando por la izquierda lo que desde abajo parece una gran torre de roca rojiza nos deposita en una rampa de nieve que ya con menor inclinación en la Brecha de Les Droites, donde se termina la vía y comienzan los rápeles de descenso por la vertiente sur.
A las 12:00 llegamos al final de la vía, nos recibe un paisaje espectacular y los primeros rayos de sol que recibimos hoy. Desde la Brecha de Les Droites, a 4000 metros, las vistas de la cara norte de las Grandes Jourasses, Rochefort, Dent du Geant, Mont Blanc son inmejorables, una estampa perfecta para descansar un rato, comer y repasar la información de la bajada.
La bajada por el Corredor sur de la Brecha de les Droites nos resultó bastante más pesado de lo que esperábamos, sobretodo por el estado de la nieve al descender en las horas más calurosas del día y por el estado de algunas instalaciones de rápel que necesitaban ser reforzadas con un poco de bricolaje para no llevarnos un disgusto. Sólo los rápeles desde la brecha hasta la rimaya nos costó más de 3 horas. Después continuamos esquiando con atención a la nieve sopa hasta el glaciar de Leschaux y a partir de aquí esquiando ya por hielo glacial por el glaciar Mer de Glace con paradas frecuentes para cruzar tramos de roca hasta que a las 18:00 llegamos a las escaleras que dan acceso a la estación del tren de Montenvers. Curiosamente 300 metros de escaleras con barandilla habilitados para todos los públicos suponen una tortura física mayor que los 1000 metros de escalada de la pared, será por las 14 horas de actividad, por la deshidratación o por el cansancio acumulado en las piernas pero cuando algo no apetece el cuerpo no responde.
En la estación de tren de Montenvers podemos ver fotos del glaciar e indicaciones de su altura de los últimos 100 años y produce una gran tristeza. Los glaciares retroceden a un ritmo mucho más rápido de lo que solemos pensar, las primeras fotos que se realizaron del glaciar muestran todo el valle cubierto de hielo con una altura de más de 200 metros de hielo, hoy en día apenas supera una décima parte de lo que fue y el ritmo de destrucción del hielo es exponencial. Es una lástima pero seguramente seremos las últimas generaciones que puedan disfrutar de éstas montañas heladas tal como las hemos conocido.
Con la estación ya cerrada hasta la mañana del día siguiente solo nos queda esperar, los únicos ruidos que se escuchan son los habituales desprendimientos de los barrancos que desde el glaciar de Charpoua caen a Mer de Glace. Los Drus, Las Jorasses y Las Charmoz mestran al valle sus vertientes más vertiginosas. Las nubes vuelven a tomar el valle anunciando la llegada de nevadas pero con el objetivo cumplido y bajo un porche de la estación ya no supone más que otro aliciente más del paisaje. Las mismas montañas que hoy nos han dejado acariciar el cielo ésta noche serán un infierno pero si no fuera tan difícil encontrar las condiciones adecuadas, si exigiera tanto esfuerzo y tanta motivación, seguramente días como el de hoy no serían tan especiales.
Deja una respuesta