Por Nieves Gil, del OS2O Alpine Team
Con la ascensión de esta misma vía 2 semanas antes por nuestra amiga Laia Duaigües y Eudald, viendo que seguían dos semanas de anticiclón en los Alpes, llamé a mi gran amiga Lucía Guichot, con quien deseaba compartir esta grandiosa aventura.
Le propuse: ¿Cómo tienes esta semana para ir al Eiger? ¡Se ve que está en condiciones y dan muy bueno! La respuesta fue: esta semana trabajo, si sigue el anticiclón vamos la siguiente… dicho y hecho. Tras acabar un finde de esquí de montaña en la Altitoy (recorrido corto) tomé rumbo a los Alpes.
Durante esta semana hubo gente que se iba apuntando/desapuntando al plan. Una cosa estaba clara, Lucía y yo vamos juntas, si alguien se viene pues hacemos cordada de 3, no importa que sea mujer u hombre, lo que sí importa es que sea buen colega y que nos entendamos en montaña. Finalmente, formamos 2 cordadas: Lucía/Nieves y Joan/Boi.
El martes 22 quedamos en la ciudad francesa de Chambery a las 9 de la mañana, y juntos nos vamos dirección Grindelwald, ya con las mochilas preparadas. A las 14.30 estamos cogiendo el teleférico para ahorrar patas en los 1300m de desnivel que nos distan de la pared. En el parking ya vemos que no vamos a ser los únicos en querer escalar el Eiger; una pareja de franceses quiere ir en el día, otra pareja mixta no sabe si dormir 1 ó 2 días, y, otra pareja masculina opina lo mismo.
Ponemos la tienda a 15 minutos del pie de vía y al día siguiente, en torno a las 2 de la madrugada salimos a escalar. Parece que hay unas 10 cordadas que quieren escalar la vía Heckmair.
A pesar de la huella, los que iban delante, 5 italianos, se confunden y el tiempo que nos habían ganado saliendo antes, lo pierden, retrasando nuestro avance y haciendo tapón en la fisura difícil, primer largo duro de la vía, el cual yo también gestioné muy mal, sin tener en cuenta el roce que me iba a causar chaparme de los friends directamente…
Continuamos casi al mismo tiempo, entre ensambles y largos más técnicos en los que toca esperar. Antes de entrar en la travesía Hinterstoisser nos encontramos a los hermanos Huber (Alex y Thomas) y otro titán, quienes han venido a abrir una nueva vía en el Eiger. ¡Hasta la élite está aprovechando la ventana de buen tiempo para venir a esta pared!
Son las 5 de la tarde y llegamos al vivac de la muerte. Nos organizamos para poder dormir 7 personas ahí, 3 cordadas, y de la misma manera establecemos horarios para no hacernos esperar los unos a los otros el día siguiente.
Por la mañana suena el primer despertador a las 2.45am. Entre que derretimos nieve y nos preparamos, a las 4am estamos listos para salir y ¡sorpresa!, nos pasa una cordada que va en el día. No esperamos ni 5 minutos y sale detrás Joan y Boi, después Lucia y yo, y finalmente los italianos.
Avanzamos entre ensambles y largos por la rampa hasta que llegamos al “crux” de la vía. Nos juntamos en el largo duro 6 cordadas. Joan y Boi están arriba del largo y desde ahí ya nos cogen esa ventaja que les permite dormir en la tienda de campaña. Nosotras para no hacer tapón dejamos pasar a las 3 cordadas que van en el día, auténticos máquinas, entre ellos pasa Santi Padros.
Continuamos sin más atascos, disfrutando y sufriendo la vía, ya que en las chimeneas finales estábamos agotadas. Salimos de la rampa por un largo duro que progresamos en artificial. Aquí vemos a los italianos cada vez más lejos, de ahí salimos a la travesía de los dioses, fácil pero mejor no caerse 🙂
Son en torno a las 12am de la mañana y estamos en la Araña, buena hora para que no caigan demasiadas piedras desde arriba. Salimos por un largo que nos exige escalar más de la cuenta, una pequeña embarcada que deshacemos sin mayor problema, pero que nos resta algo de tiempo. Aquí nos pasa una cordada de 3 franceses que van en el día.
Solo nos queda la fisura Quartz, un péndulo y las chimeneas de salida (técnicas al ser mixtos de roca poco compacta).
Seguimos entre hielo, roca y nieve hasta el tramo final, los últimos 150 metros de rampa de hielo puro que nos conducen a la arista Mittellegi. Aquí nos toca encender el frontal, descansar gemelos y agotar nuestras últimas energías para llegar hasta la cima, la cual alcanzamos a las 9.
Buscamos la bajada ya que hace viento y preferimos llegar a las tiendas, pero advertidas por Laia de que en la bajada había destrepes, decidimos dormir en el último vivac que encontramos al resguardo del viento en la cara oeste cerca de la cima.
A la mañana siguiente salimos de los sacos y lo primero que vemos es a los 3 italianos, que han dormido en la cima ya que llegaron a la 1 de la mañana.
¡Ahora solo nos queda descender con cuidado y comernos una buena pizza en Chambery!
Como decía Laia, la bajada tiene tramos de destrepes, por lo que no era el mejor terreno para bajar de noche. En el primer rapel que hicieron los italianos les adelantamos destrepando, ya que Lucía iba practicando cuerda corta para sus futuros exámenes de guía de alta montaña.
¡Una experiencia inolvidable! Hemos revivido años de alpinismo en 2 días, muy contentas de haber compartido juntas esta experiencia y de que todo haya salido bien, es la primera de muchas.
Los 1300m de desnivel los bajamos esquiando, con unas ganas increíbles de llegar al parking para descargar la pesada mochila.
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