por Hugo Ramos y Ángela González
Investigadores en Deportes de Montaña. Universidad de León. Instituto de Biomedicina de la Universidad de León (BIOMED). Unidad de Investigación ”Ejercicio, Salud y calidad de Vida”.
Date un segundo, quédate quieto en medio de una ciudad abarrotada y mira a tu alrededor. Ves a la gente que se mueve, que corre de un lado a otro, que le faltan horas del día para llevar a cabo todo lo que quiere o debe hacer. Si preguntas, la respuesta más común es, “estoy estresado”.
El estrés lo podemos entender como una balanza, en la que pesa más la situación que tienes que afrontar, que los recursos de los que dispones para hacerle frente. Esta situación será una situación importante y transcendente, donde el fracaso en su consecución puede tener importantes consecuencias sobre la persona. El estrés es la respuesta más fuerte ante una situación que supera tus recursos, y para la cual debes poner todos tus medios, conocimientos y experiencia en su consecución. Puede ser una situación de riesgo, puede ser inseguridad, puede ser miedo, puede ser descontrol, etc. Esta sensación invade tu cuerpo antes de hacer nada, antes si quiera de mover un musculo para intentarlo. Primero se desarrolla un sentimiento o sensación, generado a partir de una inestabilidad en esa “balanza”, que después desencadena una cascada de respuestas fisiológicas en nuestro cuerpo. Se te acelera el corazón y la respiración, se segregan mayor número de hormonas y aumenta la velocidad de tu metabolismo, para que tu cuerpo tenga la mejor y mayor cantidad de “energía” posible para hacer frente al desafío que afrontas. El estrés genera reacciones tanto en nuestra mente como en nuestro cuerpo.
Así planteado, probamente, como lector, estas imaginando alguna situación desagradable que te haya ocurrido pero no tiene porque orientarse en ese sentido. El estrés “negativo” existe, está presente, y es en parte responsable de problemas de salud como los infartos o la depresión, pero también hay que enfocarse en el sentido opuesto, el estrés “positivo”. Una situación de riesgo, la inseguridad, el miedo, el descontrol, etc., también están presentes ante un nuevo trabajo, ante una mudanza, ante un ascenso con mayores responsabilidades, o incluso ante un nuevo amor. Eso sí, el tipo de estrés que le supone a cada persona una situación en particular, dependerá de cada uno.
Cuando hablamos de estrés “positivo”, estamos hablando un de una situación de la cual la persona puede sacar provecho para su evolución y desarrollo integral como individuo. No solo favorece y aporta beneficios físicos y mentales, sino que también crea una base, se supera un listón para el cual creíamos no estar preparados. Su consecución marca un antes y un después. Como se afrontan individualmente las diferentes situaciones estresantes que una persona vive a lo largo del a vida, supone una pequeña pieza del gran puzle que es el “Perfil de personalidad” de las personas.
¿Y que pasa con el deporte? ¿El estrés solo se da en la vida cotidiana? En base a lo explicado anteriormente, ¿se puede entrenar la respuesta al estrés? El estrés deportivo es un gran campo de investigación y desarrollo que actualmente está en evolución. Ya no solo se entrenan los músculos para ser más fuerte, más rápido, o mejor técnicamente, sino que también se entrena la mente de un deportista. La capacidad de concentración, de resistencia mental, de orientación hacia la tarea a desarrollar, de abstracción de todo lo que te rodea excepto tu práctica deportiva, etc. Todos estos aspectos son claves y necesarios para conseguir ese objetivo, que en la sociedad en la que vivimos predomina en el mundo del deporte, que es, la superación humana, el batir records, el llegar más alto, o el ser más rápido más fuerte que el resto.
Los que practicamos deportes en el medio natural, o para que todos nos entendamos, “deportes de montaña”, ya sea andando, corriendo, escalando, esquiando, metiéndonos en cuevas, descendiendo ríos o subiendo montañas, somos conscientes de que hay algo que diferencia todos estos deportes del resto. Lo primero es el medio en el que se realizan, el medio natural. Un medio maravilloso, puro y bello, pero al mismo tiempo inestable, incontrolable y a veces devastador. Son estas últimas características las que hacen que los “Deportes de Montaña” supongan un riesgo en sí mismos. Ya lo hemos dicho anteriormente, cuando hablamos de situaciones de riesgo, de la inseguridad, del miedo, del descontrol, etc., son conceptos que podemos relacionar con diferente situaciones o contextos, que pueden generar estrés. Por tanto, el estrés en el deporte existe.
En el deporte, el estrés puede ser generado principalmente por dos fuentes, la competición y la incertidumbre sobre el resultado de la actividad deportiva a desarrollar. En el primero caso, se podría decir con certeza que la importancia de la competición y el estrés generado en el deportista guardan una relación directa. Pero esta relación es en base a la persona, ya que podría ser una competición no relevante desde un punto de vista clasificatorio, pero si desde un punto de vista personal, para el deportista.
En el segundo caso, hablamos de la transcendencia que tiene para el deportista la consecución de los objetivos de la actividad deportiva. Es decir, para un alpinista que va a escalar un 8.000, su nivel de estrés generado por la incógnita de si podrá llegar a la cima y volver con vida, o no, supondrá unos niveles de estrés en el deportista que no tendrán comparación con otra actividad como por ejemplo, una escalada de cuarto grado de dificultad, en modalidad top rope.
Como investigadores, nuestro objetivo es conocer mejor este proceso de superación del estrés, conocer como los deportistas de montaña, que practican sus modalidades deportivas en mayor o menor grado bajo situaciones estresantes por el riesgo inherente de la actividad, gestionan este estrés físico y mental, y si su continua práctica deportiva en este contexto les ayuda a gestionar mejor también el estrés de la vida. La comparación de los deportistas de montaña con otros deportistas de no montaña, como futbolistas, tenistas, nadadores, etc. nos podrá indicar si la montaña es un medio inestable pero beneficioso y saludable para el aprendizaje y “entrenamiento” en la gestión del estrés deportivo y de la vida.
john robert zarama
gracias por el articulo, quiero comentarles que en una oportunidad corriendo 100k tuve una situacion incómoda al orinar de manera continua cada 5 minutos, eso fue pasado el km 70, nunca supe la causa; al terminar la carrera acudí al baño inmediatamente con diarrea, quisiera su recomendacion para evitarlo en las proximas carreras.
Ricardo
Hola.Soy corredor de montaña desde hace varios años.
En 2012, tuve una rotura de stress en el 5º meta del pie Drch. Me recupere y vovi a correr y competir, desde Julio 2014 tengo una sensacion de calor y presion en la pierna que no me permite correr.Despues de varias puebas me han dicho que tengo una fisura en el femur en direccion vertical Producida por rotura de stress.
Que es lo que hago mal?
Saludos
Hugo Ramos
Hola Ricardo.
Desde nuestra experiencia como Licenciados en Ciencias del Deporte, te comento que la lesión que padeciste suele tener una causa mas fisiológica que psicológica. Una estructura osea debilitada, junto con altas cargas de entrenamiento y poco descanso suelen producir las fracturas por estrés en los huesos. En tu caso, en el pie y en el fémur, sitios delicados que debes recuperar y curar bien. Una vez te pongas de nuevo a entrenar te recomendamos controlar bien tu alimentación, que ingieras el calcio y los minerales necesarios para favorecer al endurecimiento de la estructura osea. También que te centres un poco en trabajo muscular para fortalecer la zona afectada , de forma que los músculos trabajen mas, aliviando un poco a los huesos, de su función estructural. Esperamos estés recuperado y entrenando otra vez!
Un saludo!
maria
Un trabajo fantástico e interesante. Ya era hora que alguien se preocupe de un deporte que no sea el futbol ;). Espero que os apoye mucha gente. Mucha suerte!!!