Por Miquel Mas del OS2O Alpine Team

Siempre queremos salir y viajar a lugares desconocidos, buscamos momentos, situaciones y escenarios vírgenes que nos hagan sentir únicos. Sin embargo, este viaje ha sido diferente. Como alpinista me motiva descubrir, experimentar, conocer, sentir… pero como escalador compulsivo generalmente me consumen por dentro las ansias de devorar paredes y hacer mías todas las vías que sean posibles. Solo de este modo alimento mi ego y calmo el demonio. Creo que son las dos caras que tenemos los fanáticos del monte.

Gran Capitán

Yosemite ya era un lugar conocido. Habíamos estado inmersos dentro de las entrañas del Gran Capitán hacía un par de años escalando la vía THE NOSE. Sabíamos las peculiaridades de los osos y de los miles de turistas que religiosamente frecuentan el Valle. Disfrutamos tanto de aquel viaje que cuando nos fuimos para casa ya sentíamos la necesidad de volver y escalar la hermana mayor: SALATHÉ WALL.

Este año ha sido un viaje bastante improvisado y fugaz (14 días). Sabía que Marc Subirana estaba en casa de Jan B Anes en el Portal, ambos motivados por escalar la Salathé. Fácil, sólo tenía que comprar el billete, ir al Portal, meternos en el fregado cuanto antes y volver a casa con una de las mejores vías del Gran Capitán en la saca.

Cuando llegué al Valle no había tiempo que perder, pues no queríamos que una tormenta otoñal nos tirara para atrás nuestro objetivo. Aún así, mantenía la necesidad de escalar, aunque solo fuese una vía más sencilla, para poder adaptarme a las fisuras “yosemiticas”.

Foto Ekaitz Maiz

Outerlimits, sector Cookie Cliff.

Colgando de un «hilo»

El primer día con Marta, Marc y Jan escalamos la ultra clásica Serenity Crack, la cual había escalado hace dos años y la recordaba como una vía ideal de introducción. Sin embargo, es necesario subir por muchas más vías antes de meterse en el Capitán con garantías reales de éxito.

Poniendo en marcha la maquinaria

Como decía, no había tiempo que perder. El día siguiente, lo dedicamos a la logística: ordenar material, comprar comida, empaquetar los petates llenos de ropa… entre otras gestiones.  Nervios e ilusiones estaban a la par a la hora de empezar nuestra aventura de la SALATHÉ.

Salathé Wall

Vía abierta por Royal Robbins, Tom Frost y Chuck Prat en 1961

Una vez teníamos todos los petates ordenados nos pusimos a mirar seriamente la reseña de la vía y empezamos a repartir los largos. Personalmente, una ilusión me rondaba la cabeza.  Quería hacer de primero el largo de THE EAR y el ENDURO CORNER. Marc y Jan comenzaron a reír cuando escucharon que me hacía ilusión hacer THE EAR. Se trata de un largo con forma de oreja, la cual está adosada a la pared formando una chimenea desplomada y resbaladiza con el interior oscuro en forma de campana gigante. Además hay que añadirle el efecto visual de notar el vacío entre las piernas debido a que está a una altura considerable. Entre tú y yo, es el típico largo que da pereza hacerlo y si lo hace el otro mejor. En mi caso,  además se me da muy mal escalar chimeneas (ellos lo sabían y por eso se reían), intentando escaquearme multitud de ocasiones para que suba el otro por mí. Sin embargo, esta vez no quería esconderme bajo mi miedo, quería subir yo de primero el largo y que pasara lo que tuviera que pasar.

Por la noche, la cabeza empezaba a funcionar. Era consciente de que este año no estaba muy rodado en granito, pues solo había escalado una vía cortita. Ello, me hacia ver los 1.000 metros de pared verticales más grandes de lo que realmente eran, generando un miedo interno difícilmente controlable. Me notaba débil, pequeño. Empezaban los típicos diálogos mentales… solo quería que mi cuerpo mutara y poder estar a la altura de la situación.

Las dudas existenciales aumentaban, pero la suerte estaba echada. Como dice Marc con humor y con un tono muy tranquilizador: “no pasa nada, una vez nos metemos en la pared no salimos hasta que sea por el Top por muchos días que sean necesarios…”. ¡Esta es nuestra filosofía Bigwalera¡

La SALATHÉ WALL yo la dividiría en tres grandes partes: el primer tercio sería la Freeblast, el segundo tercio del Heart Ledges hasta el fantástico Cap Spire y el tercer tercio del Cap Spire hasta el Top.

División de la Salathé Wall

Primero escalamos los 10 primeros largos de Freeblast hasta las Mammoth terraces sin los petates. Aquí vimos largos muy interesantes como el famoso Half Dolar, los díficiles Slabs…

Empezando el primer tercio

Primer largo de la vía

En los Slabs

Después, bajamos rapelando por las cuerdas fijas del Heart Ledges hasta el pie del Capitán (importante vigilar con las cuerdas fijas a finales de temporada, están muy destruidas y es un poco peligroso). Al día siguiente subimos los petates por las cuerdas fijas y dormimos en la Hollow Flake Ledge.

Chimenea “squeeze” para desayunar

Vivac en el Hollow Flake Ledge

Por la mañana, de desayuno una chimenea “squeeze” que Jan resolvió muy elegantemente. Aquí ya se visualizaba todo el segundo tercio de la vía, y mis ojos no podían evitar mirar todo el rato la dichosa THE EAR. ¿Por qué carajo pedí hacer este largo yo?… estoy un poco nervioso y no quiero subir.

Vistas de The Ear y Cap Spire

Vamos escalando los largos a buen ritmo hasta que llega mi hora. Ya estamos en la reunión para empezar THE EAR. Se ve oscura, silenciosa y húmeda por dentro. Se escuchan gritos de dolor de una cordada eslovena de más arriba que están probando el largo del Monster Offwitdh.  Estos gritos me activan y me hacen despertar… Aquí todo el mundo sufre, pues yo también he venido a eso, me hago el nudo me pongo los gatos y empieza mi lucha.

Marc, Jan y Miquel en la reunión

Sufriendo en el medio de The EAR

Voy avanzando fácilmente los primeros metros del largo, lo cual me tranquiliza. Ya llevo medio largo y me encuentro abierto de piernas y de brazos como “El hombre de Vitruvio” de Leonardo da Vinci. ¿Qué hago?. La chimenea empieza a desplomar y se va haciendo cada vez más ancha, todo está muy oscuro, resbala y solo tengo un camalot del 6… problema matemático difícil de resolver. Los nervios se vuelven apoderar de mí, la chica Eslovena aún está gritando a pocos metros a la izquierda en el Montser Offwitdh. Me entran ganas de empezar a gritar. Además que tenemos dos cordadas paralelas en un pequeño trozo de pared gritando. Si alguien ajeno a la escalada viera aquella situación se pensaría que es un autentico matadero. Intento centrarme, empiezo a empujar y empujar resbalando hasta que veo un lugar para poner el camalot del 6. El problema es que voy con casco y lo tengo que poner tan arriba que el casco me impide alargar el brazo. Me quito el casco, me estiro todo lo que puedo con las piernas abiertas en adherencia resbalando, mirando directamente todo el vacío… hasta que consigo poner el camalot. Luego paso la cuerda por el mosquetón y en este momento la fricción de la goma del pie de gato deja de actuar y resbalo. Me caigo, pero como acto reflejo puedo coger la cuerda y la cinta del friend. Estoy colgado, miro el camalot y no me gusta, veo que solo se está apoyando por las puntas en plan fisurero y se mueve un poco (con la mini caída se había movido). Tengo que salir de aquí dentro ya. Me pongo en oposición y voy arrastrándome como puedo. Estoy a punto de llegar a un lugar que parece que sea el fin de las dificultades. De repente, el movimiento de la cuerda hace saltar el camalot del 6 y se cae deslizándose por la cuerda abajo hasta chocar con el siguiente friend. Lo miro durante dos segundos, valoro y calculo las consecuencias de una posible caída. El resultado no me gusta. Tiro como puedo sin pensar en caerme y por suerte veo cantos buenos que me llevan a la reunión. ¡¡¡uff!!! menuda luchada.  Que cansado estoy y que malo soy escalando chimeneas me digo a mi mismo.

Descansando en Cap Spire después de un día largo

Nuestro objetivo, a parte de hacer Salathé era dormir en el famoso Cap Spire. Es un pilar espectacular separado de la pared con una amplia plataforma que nos regala unos de los vivacs más fantásticos del Capitán.

Espectacular Cap Spire

Una vez en el Cap Spire ya solo nos faltaba el último tercer tercio de la vía (para mí la mejor parte). En este tramo es dónde vimos más gente (pero sin molestar en comparación con la The Nose). Había cordadas con sus hamacas probando el “Boulder problem” de la Freerider y otras cordadas que hacían algún rapel desde la cumbre para probar otros largos característicos de la parte de arriba. Todo muy bien organizado y con respeto a todos los estilos.

Último tercio

Ya estábamos en la reunión “Sous le Toit”. Aquí se celebrará mi cita con el espectacular largo de Enduro Corner. Quería hacer este largo porqué había visto muchas fotos fantásticas y siempre había querido tener el nivel para subir por aquel diedro enrome. Fue una lucha más agradable y más dignificante que la de THE EAR, pero no por eso hay que menospreciar el largo. Hay que escalar bien. Yo lo subí en artificial pero tuve que escalar algunos puntos en libre. Todo en libre debe ser durísimo. Mucha gente me comentaba que le había costado más el Enduro Corner que otros largos de chimenea de más abajo como la The Ear. Cuestión de estilos y de facilidades de cada escalador. Lo que era alucinante era estar escalando este diedro en artificial y pensar que Alex Honnold había subido por allí en solo integral. Bueno es algo que para entender la magnitud de semejante barbaridad, hay que subir por este diedro e imaginarte que no tienes ni cuerda ni material. Para temblar.

Jan en pleno Enduro Corner

El siguiente largo, el techo que da acceso al Headwall, también es impresionante. No obstante, Marc lo resolvió con calma y maestría. La reunión del Headwall era incómoda y colgada, por lo que yo decidí quedarme unos metros más abajo en una reunión opcional.

Marc saliendo del techo

El Headwall para mí es la joya del Capitán, siendo el mejor largo de la vía con diferencia. Se trata de una plancha de granito de 60 metros semi-desplomada fisurada por el medio a casi 1000 metros de caída libre a tus pies. Jan hacía dos años que vivía en Yosemite y cada día cuando iba a trabajar en el parque miraba el Capitán y soñaba que algún día subiría aquella pared Kilométrica. Para él, era su primera vía en el Capitán y todo era muy especial. Se merecía sentir el placer de escalar el que para mí, hasta la fecha, es el largo más espectacular que he subido en mi vida.

Headwall

Placa desplomada fisurada, espectacular

Cuando subía con los jumars para limpiar el largo, la tensión de la cuerda en el desplome era tan fuerte que en el momento menos esperado saltaban los fisureros y de golpe salía disparado hacia atrás con todo el vacío. ¡Que sensación¡. Hacer este largo en libre es un sueño.

Se hizo de noche en la repisa Long ledge, una repisa alargada como en forma de medio tubo que estirado quedas encajado perfectamente.

La Long Ledge

El día siguiente escalamos solo tres largos y por la mañana ya nos encontrábamos felices en la cumbre del Gran Capitán.

¡¡SALATHÉ a la saca!!

Objetivo de escalar la SALATHÉ cumplido. Sin embargo, como siempre ocurre, desde la cumbre se divisan muchas paredes, y automáticamente ya ves otra que te hace soñar y deseas subir por allá, la pared empieza a llamarte, la maquina se vuelve a encender, esto es infinito es imparable. ¡Viva la vida!

La pregunta de un millón de dólares; ¿la siguiente?