Zegama-Aizkorri: la crónica de Pere Rullán, tercer clasificado

Por Pere Rullán

Me pongo a escribir estas líneas una vez pasados unos días de tener el placer de correr una de las carreras mágicas, una carrera referente en mundo del Skyrunning, dónde yo mismo el año pasado asistía como espectador para disfrutar de ella de alguna forma.

Son tres sílabas, ZE-GA-MA, tres sílabas que significan mucho porque  tiene todos esos elementos que hacen una carrera especial y la destinan a triunfar. Por su ambiente, por su gente, por sus bosques mágicos, por su terreno difícil, por su casi siempre meteorología adversa, por muchas cosas que significan la carrera y la hacen única.

Ahora yo estaba en la línea de salida, con la cara empapada de lágrimas de emoción con sólo escuchar la música previa a la salida, encajonado entre la multitud de corredores que esperan en una plaza abarrotada de espectadores y periodistas impacientes por esa cuenta atrás en euskera.

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Día anterior de la carrera paseando por Zegama

Y la verdad, mi mente fría pensaba, empezamos mal tío, no te emociones demasiado o vas a ser carne de cañón jeje, muchos galgos, muchos referentes deportivos para mí del mundo del Trail en esa línea, de todas las nacionalidades: Kilian Jornet, Marco Degasperi, Ionut Zinca, Zaid Ait Malek, Aritz Egea, Tadei Pivk, Jessed Hernández, Manuel Merillas y un largo etcétera de corredores de primer nivel. Aunque no puedes pensártelo demasiado si vas a correr contra ellos, respeto siempre pero cuando compites tienes que sacar lo máximo de ti centrándote en intentar maximizar tus capacidades, la línea de salida nos pone en igualdad de condiciones.

Muchos sentimientos afloran durante esta carrera, cada uno en su caso ha hecho muchos esfuerzos, sacrificándose mucho para estar ahí y poder saborear con las piernas, la mente pero sobre todo con algo que va más allá, no sé exactamente como nombrarlo pero diría que la Zegama-Aizkorri, se siente más que se corre, te aporta una experiencia que va más allá de lo descriptible, una sensación que todo corredor de montaña tendría que experimentar.

Se da la salida y se callejea unos metros por el pueblo para que el pelotón se estire algo antes de afrontar las primeras rampas de esos temidos 42 kilómetros con casi 2800 metros de desnivel positivo… uff mejor no pensar demasiado cuanto es eso jeje.

Por suerte, había podido desplazarme dos semanas antes a ver el recorrido, porque si bien había estado el año anterior aupando a todos en el mítico tramo de Santo Espíritu, no había podido completar y recorrer el circuito en sí. Así que, tras hacerme con el Campeonato de España,  fui con mi hermano a recorrerlo y la idea que nos quedó fue que Zegama son palabras mayores, 42 kilómetros de duro monte, dónde a pesar de no tener ningún tramo excesivamente dificultoso, juntas todo (ambiente, recorrido y meteo) y te sale un carrerón.  Ah… Y un “pequeño detalle” esa sería mi primera maratón

Yo sabía que para estar entre los mejores tienes que tener una marca cerca de las cuatro horas y eso quiere decir recorrer esa distancia y salvar todo el desnivel a un ritmo elevado así que después de recorrer el recorrido, lo analicé a conciencia, mirando parciales de años anteriores de los corredores referentes y me planeé mi ritmo y estrategia para estar en esas cuatro míticas horas.

Fácil de decir, difícil de cumplir, ¿Pero todos tenemos sueños no? Sueños que tampoco los sueñas demasiado, es decir, son ilusiones, ideas, proyectos que están en tu cabeza pero en mi caso soñar tampoco intento soñar demasiado con ello, me limito a ser el mejor Pere que puedo ser cada día, exprimir lo que tiene mi cuerpo en cada entreno y tener en ese horizonte una vaga idea de lo que quiero hacer, pero que si no se cumple, tampoco me voy a decepcionar, pues sé que la vida en su día a día es dura, difícil, pero siempre podemos verle la cara más amable y que nos llene dentro de esas dificultades lo más posible.

Muchos pensamientos afloraron la semana antes, ¿Seré capaz de estar a la altura?, ¿Voy a responder a las expectativas? Y yo mismo me intenté contestar a ellas con un simple, haz lo que sabes hacer, correr dándolo todo, y hazlo a la vez disfrutando de la experiencia que supone correr entre los mejores en Zegama.

En cabeza sonrisa

Volviendo a la carrera, eso mismo me limité a hacer, fundir mis sensaciones, mis alientos y zancadas en carrera con los otros corredores, todo ello con una mente centrada en lo que tocaba estar, gestionar sensaciones y pensamientos para canalizarlo en el máximo rendimiento.

La carrera fue tácticamente preciosa e impresionante, un primer dueto cabecero se escapaba de bien inicio de carrera, Aritz Egea y Ionut Zinca, aunque más lejos de saber quien llevaba por delante, yo estaba centrado en mí, en poner a mi cuerpo a pleno rendimiento. Por detrás al principio dispersos y a los pocos kilómetros de la salida juntos, un grupo de varios corredores, Kilian Jornet, Marco Degasperi, Ionut Zinca, Tadei Pivk y Manuel Merillas.
Uff… ¿Vaya cuanto nombre de crack no? ¿Y yo andaba ahí metido? No se piensa demasiado esto en carrera la verdad jeje, se saborea luego con el paso del tiempo. ¡Vaya oportunidad!

 

En el grupo perseguidor, muchos nervios y tirones, sin un claro dominador en el grupo, todos controlándonos lo máximo e intentar no desgastarnos porque son 42 largos kilómetros, ese detalle tuvo conmigo Kilian, poder hablar durante la carrera y aconsejarme después de felicitarme por mi nivel con un: ¨Esto es muy largo, con tranquilidad¨.

Pere tras Kilian Jornet

Pere tras Kilian Jornet

Coronamos Aratz con una desventaja importante de casi tres minutos respecto al dúo cabecero, pero en ningún momento vi a Kilian nervioso y yo me sabía de memoria los parciales para estar en esas míticas cuatro horas e íbamos en tiempo

Bajamos rápidamente hasta cruzar la famosa cueva de San Adrián y el grupo no perdía integrantes, sí reducíamos la distancia con los cabeceros así que no quedaba más que seguir en esa línea, limitándome a economizar cada zancada para que me llevara lo más adelante posible.

Cuando te vas acercando a las zonas con más público de Zegama se va oyendo ese zumbido, ese murmullo de gente que no ves directamente pero se oye, algo muy muy especial y emotivo, das tus pasos acercándote a ellos y te vas haciendo pequeño, te vas uniendo a la fiesta y no puedes evitar acelerar tu ritmo, te suben, te llevan, te llenan de alegría y vigorosidad, una fusión de sentimientos y alegría que en cuanto te descuidas tienes el corazón latiendo a toda leche pero no…  ¡No puedes parar!

ZEGAMA 2015 from B&B on Vimeo.

Encarando la rampa de Santo Espíritu, mitad de carrera aproximadamente, se sabe que allí tienes que ir bien colocado, ahí sabes cuáles son tus sensaciones y vibraciones para lo que queda de carrera y puedes, o bien disputarla o bien terminarla (que ya es un logro, entenderme). Pues bueno, paso por ahí y en la misma rampa las sensaciones son muy buenas, la subo junto a Tadei, Kilian y por delante Marco, Merillas… Pero al pasar el montón de gente principal y con aún casi toda la subida al Aizkorri por delante, al dejar esa gente, mi cuerpo se aserena y me pide algo más de calma, así que nada, toca escucharlo y obedecer, centrarme en rehacerme de ese bajón y continuar con mi carrera, mis sensaciones que me lleven todo lo lejos que ellas quieran.

Voy haciendo, paso tras paso, se marchan Kilian y Tadei pero tengo que enfriar la mente y no querer seguirlos, escucho a mi cuerpo. Y al cabo de unos veinte minutos la subida ya casi se termina, y se escucha otra vez ese zumbido, esos gritos de los aficionados que se agolpan en la cima del Aizkorri, haciendo otro pasadizo en los últimos metros de ascensión, esos gritos deben ser los ánimos que les proporcionan a Kilian y Tadei así que… ¡no están más de un minuto por delante!

Bastoneando

Me vengo otra vez arriba, esos ánimos me devuelven las buenas sensaciones y las ganas de tirar hacia adelante por luchar lo máximo que se pueda contra ellos y contra mí mismo, contra mis sensaciones que al fin y al cabo van a ser las que me pongan en mi sitio juntamente con los rivales.

El cresteo del Aizkorri al Atxurri lo salvo mínimamente, con solvencia pero con algún que otro resbalón, uno de ellos con caída incluida. Por suerte, nada grave, así que al llegar a la bajada que te lleva al llaneo de los quilómetros 25 al 30, me puedo desenvolver bien y tras superar a Aritz y Ionut, vuelvo a dar caza a Kilian, Marco, Tadei y Merillas.

Afrontamos en grupeta el llaneo con Merillas tirando y los demás a rueda controlándonos bastante, la verdad que necesitaba oxigenar las piernas después del frenético ascenso, cresteo y bajada. Se ve que en lo que queda de carrera, unos 15 quilómetros, nos vamos a jugar los puestos cabeceros entre cuatro: Kilian, Tadei, Merillas y un servidor, uff que fácil se dice, pero quién me iba a decir a mí un año antes por ejemplo, que estaba de espectador en esa carrera, que pasaría a tener opciones del año que viene estar a falta de 15 quilómetros con opciones a disputar la carrera, increíble y emocionante a la vez, sin palabras. De hecho lo comentamos con Merillas en esos quilómetros de carrera:

-Tío vamos carrera de cabeza,

-Ya ves, ¡vaya sueño!

La carrera por decidir, los cuatro pasamos por Urbe y nos preparamos para afrontar la ascensión corta al Paso Andraitz, corta pero que con casi 30 quilómetros en las piernas se hace durilla. Antes de encarar la subida mis pensamientos son que la carrera se la lleva Kilian, que está al acecho preparando otra de sus bajadas increíbles y nos va a pulir a todos, pero a medida que vamos ascendiendo, veo que pierde fuelle, pierde algunos metros respecto a nosotros y eso me extraña. Pero bueno, yo a lo mío y a maximizar mis posibilidades, sigo metido en el que ahora es terceto cabecero, Tadei, Merillas y yo y llegamos más o menos agrupados al Paso Andraitz.

Yo con algunos metros de desventaja pero con tranquilidad, hago mi avituallamiento que me hace mi hermano, me da los últimos ánimos y empiezo la bajada lanzándome para coger a mis compañeros de batalla y sin pensármelo, una vez contacto con ellos me pongo en cabeza de carrera y tiro. Aunque las fuerzas no eran abundantes, en según qué momento no puedo evitar emocionarme y dar el cien por cien de mí.

Manu ayudando a Pere en el avituallamiento

Manu ayudando a Pere en el avituallamiento

La bajada es larga, ni más ni menos que unos doce kilómetros y aunque la llamen bajada, algún tramo de repecho hay, se tiene que correr bien si quieres disputar la victoria. Llegamos a Moano y los tres en cabeza aún, quedan unos seis quilómetros a meta, ¡Qué emoción! Mis padres están ahí juntamente con mis amigos y entrenador, me dan los últimos ánimos, la próxima vez que nos veamos será en la meta.

La verdad es que a partir de ahí mis piernas no responden como me gustaría, me noto rígido y no logro correr con fluideza, tengo que conformarme con ver cómo primero Tadei con esa majestuosa zancada y luego Merillas se me van unos metros primero y luego pierdo el contacto visual, en esos momentos mi cabeza lejos de desmoronarse me empuja con fuerza, yo mismo me obligo a exprimir al máximo, pero las piernas ya me han llevado muy adelante, voy tercero en una Zegama Aizkorri, es que ni en sueños.

Tadei primero

Esos últimos kilómetros los recuerdo con felicidad, con el apoyo y el calor de los aficionados y amigos, pero con inquietud por cruzar la plaza del pueblo y la línea de llegada almenos con ese tercer glorioso puesto.

Aprieto los dientes, cierro los ojos, doy todo de mi para llegar y finalmente estoy encarando la última rampa previa a los últimos metros de llaneo que me conducen a esa querida y tan deseada línea de llegada.

Miro atrás, parece que no viene nadie, choco las manos con el público que me aupa, vuelvo a girarme (no me fio de mi sombra jeje), y no viene nadie, ¡Soy tercero, voy a cruzar la meta con un pódium en Zegama!


Exploto de alegría, mis piernas casi me abandonan justo antes de cruzar la meta (ver el vídeo jeje), miro el reloj, y… ¡3 horas 52 minutos 50 segundos en mi primera Zegama!

Tercero en la clasificación final y tercero de Europa de carreras por montaña… Pero más allá de números me he vuelto a demostrar a mí mismo que con esfuerzo y voluntad se pueden lograr muchas cosas y que sobretodo disfruto muchísimo de correr por la montaña.

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Muchas gracias a todos los que me apoyáis, fue una experiencia increíble que me da muchas fuerzas para seguir soñando con los pies en la tierra, ¡hasta pronto!

 

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5 comentarios

  1. ¡Muy grande, Pere! y sobre todo, esa cercanía que transmite el verte impresionado por la gente con la que corrías. Ya no corres entre los grandes, eres un grande! 😉

    A seguir así, que lo más difícil es mantenerse…

  2. Quina cronica més treballada. Dur treball d´entrenament i un bon cap. Magnifica estrategia mental, aixó totplegat te la seva recompensa. Felicitats campió

  3. Que crack! M’ha emocionat molt llegir tota la cronica. Moltes felicitats!

  4. Enhorabuena Pere, muy pocos corredores pueden llegar a ese nivel, se necesita mucho trabajo y sobretodo mucha cabeza.

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