Por Carlos Garrido del OS2O Alpine Team
En este nuevo post vamos a hablar sobre la elección del correcto material según la práctica que vayamos a realizar, y por supuesto de su mantenimiento, un par de temas que a cualquiera, iniciado o no, siempre han generado unas cuantas dudas.
Cada día somos más los practicantes de alpinismo invernal o cascadismo. Una gran divulgación de este deporte en diferentes medios y empresas de aventura, facilitado por la gran oferta formativa que podemos encontrar, son piezas clave para el acercamiento de nuevos montañeros a esta actividad invernal.
Con la llegada del frío, toca repasar o renovar el material que tenemos, cambiar aquellos viejos crampones por unos más modernos, o sencillamente comprarse unos para empezar a salir al monte. Por ello y porque no estamos hablando de un equipamiento precisamente barato, es importante saber qué se compra y para qué lo vamos a usar.
Crampones:
Son con diferencia la herramienta más importante para nuestros desplazamientos por la montaña invernal, ellos nos afianzan al terreno que pisamos, por eso deben cumplir perfectamente con la función que les destinamos y deben ser los adecuados para ella.
Si queremos empezar a dar nuestros primeros pasos sobre terreno nevado, probablemente no vayamos a necesitar el último modelo de crampones técnicos. Generalmente bastará con un crampón clásico de puntas planas, si es de correas será más polivalente para el tipo de calzado que usemos, valiéndonos también para esos neveros de verano que están como piedras a primera hora de la mañana. Una fijación semiautomática o automática nos obligará a usarlos con una bota específica, garantizando una unión crampón y bota más firme, pero si nuestra intención no es escalar con ellos o usarlos en terrenos técnicos no necesitaremos esos niveles de ajuste. Actualmente hay gran cantidad de modelos en el mercado, si nos vamos a unos crampones ligeros de aluminio, hemos de saber que tendrán menor durabilidad. Aunque si tan sólo los pondremos media docena de veces a lo largo de un invierno y no vamos a pisar roca, con los de aluminio tenemos crampones para rato y menos peso en la mochila.
En cambio, si nuestra actividad invernal va más orientada a corredores o alpinismo sencillo, unos crampones de puntas planas con fijación semiautomática pueden ser la perfecta elección. Las puntas delanteras horizontales garantizan una buena superficie de apoyo en pendientes inclinadas, las segundas puntas frontales más agresivas mejoran el mordiente del crampón si la nieve está más dura, y la fijación semi o automática dará mayor rigidez y solidaridad a la unión con la bota, ideal para afrontar fuertes pendientes o medias laderas inclinadas.
Para actividades de más exigencia técnica, podemos empezar a hablar de crampones con puntas verticales (tipo hoja de piolet). Éstos ofrecen mayores prestaciones para trabajar sobre nieve muy dura o hielo, ya que la punta penetrará mejor y sus dientes impedirán una extracción accidental. También se portarán mejor en terreno mixto. Este tipo de crampones los podemos encontrar modulares en monopunta o bipunta. Generalmente para usos muy técnicos donde apenas toquemos nieve los crampones monopunta funcionan muy bien, tipo cascadas verticales o terreno mixto difícil. Por supuesto este tipo de crampones exigirán fijación preferiblemente automática sobre bota rígida para mayor seguridad y estabilidad del conjunto. Es positivo que tengan alguna punta orientada hacia atrás cuando pisemos coliflores o caprichosas formaciones de hielo.
Sin duda,cualquier crampón que escojamos debe tener “antibot” o”antizueco”, o sino lo tiene hacérselo manualmente. Ello evitará que con nieves húmedas se formen zuecos bajo la bota que anularían por completo la utilidad del crampón, con el riesgo que ello implica.
Es importante utilizar cada crampón sobre el terreno para el que han sido diseñados. Por ejemplo, si nos encontramos nieve muy dura o hielo con crampones de puntas planas horizontales, éstas malamente conseguirán penetrar el hielo, pudiendo ser además extraídas accidentalmente por las segundas puntas en el momento en que bajemos el talón sobre un apoyo frontal, perdiendo así nuestra sujeción al terreno con el consiguiente riesgo de caída.
Piolets:
Con los piolets sucede lo mismo, hay infinidad de modelos o diseños en el mercado que se pueden adaptar o no a nuestra actividad. Su elección no comporta tanta delicadeza como para los crampones, ya que no son un elemento esencial para la progresión, sino un apoyo para la misma y un elemento de seguridad en caso de una eventual caída que siempre debemos evitar.
Para actividades sencillas bastará con el piolet tradicional recto, si es largo facilitará nuestro apoyo en la nieve a modo de bastón, siendo más efectivo el regatón. Gracias a su pala integrada podremos tallar peldaños que faciliten nuestra progresión. También resulta mas sencillo y efectivo su uso en caso de autodetención de una caída.
Si nuestra actividad exige mayor implicación técnica, tal como corredores o alpinismo sencillo será interesante el uso de dos piolets técnicos que garanticen una buena tracción y tres puntos de apoyo. Éstos no deben ser especialmente cortos o curvados, ya que perderán prestaciones en los habituales desplazamientos por nieve. Es interesante que cuenten con un buen regatón que nos sirva de bastón, así como una pala y un martillo por si hemos de reforzar clavos, o sanear posibles emplazamientos de seguro.
Si lo que nos atrae es el hielo y la escalada más vertical, técnica o en terreno mixto hemos de buscar unas herramientas diseñadas específicamente para esto. El mango curvo facilita el agarre de la mano en zonas verticales, a la vez que ayuda a librar las distintas formas del hielo o roca en gancheos, coliflores y que la hoja actúe donde deseamos. Encontraremos dos tipos de hoja, la “B” o básica diseñada para su uso sobre hielo o nieve, y la “T” o técnica que está pensada para su empleo en hielo o roca, siendo más ancha y resistente a las torsiones sobre mixto difícil, aunque pierde efectividad en la pegada sobre hielo duro respecto a la “B”. Este tipo de piolets tampoco resultan muy efectivos en los desplazamientos habituales por nieve, tanto como bastón por su forma y escaso regatón como para la comodidad en caso de efectuar la maniobra de autodetención.
Mantenimiento:
Una vez tengamos nuestras herramientas, toca darles uso y ponerlas a prueba como merecen, y ello implica su progresivo desgaste o deterioro. Dicho deterioro depende enormemente del tipo de actividad que realicemos,siendo más intensivo en la práctica de escalada en hielo o mixto. Cuando ese deterioro se hace visible es hora de sacar filo a nuestras hojas y crampones.
Un piolet mal afilado siempre será más difícil de clavar correctamente en hielo duro, a la vez que será más fácil su extracción accidental si los dientes están romos, o que cueste mucho desclavarlo si la parte superior de la hoja ha perdido filo.
Cualquier tipo de afilado siempre ha de ser manual, nunca mecánico pues el metal puede destemplarse si alcanza grandes temperaturas, además que probablemente eliminemos más material del necesario. Lo más efectivo es aplicar una lima para metal plana de grano fino o medio, dependiendo de la dureza de la hoja. No es la misma la dureza de una hoja de Grivel que una de Petzl, siendo ésta última más blanda y sencilla de trabajar, pero que resulta menos duradera para su uso intensivo.
Una vez nos pongamos a afilar nuestra herramienta, lo suyo es hacerlo en un lugar de trabajo cómodo y seguro, como puede ser un tornillo de banco. De no disponer de uno, tendremos que tener cuidado de no hacernos daño con la propia hoja al manipular el piolet. Si aplicamos la lima siempre en el mismo sentido, será mas difícil que cometamos errores y el afilado será más uniforme.
Es importante conocer cómo trabaja una hoja, tanto para el clavado como el desclavado. Si el pico está redondo o mellado será posible que rebote al intentar clavarlo, aunque no es el único factor que influye en la pegada. Una angulación demasiado recta de los biseles del pico también puede hacer que el piolet nos rebote, así como el ángulo de ataque que forma el pico con la hoja, si éste es demasiado recto la hoja también rebotará fácilmente. Los dientes afectan igualmente a la pegada, puesto que si éstos no mantienen una angulación negativa respecto al sentido de pegada dificultarán el clavado (demasiado cuadrados).
Unos dientes muy agresivos dan mayor seguridad una vez esté el piolet clavado, pero dificultarán enormemente su extracción. El filo superior de la hoja actúa directamente sobre la extracción, si éste está correctamente afilado en el momento de apalancar con el piolet hacia arriba cortará el hielo por encima de la hoja y será más sencillo extraerlo.
Por tanto, los principales puntos sobre los que hemos de trabajar son el pico, los dientes y el filo superior.
Cada fabricante apuesta por un modelo de afilado, que luego como usuarios podremos modificar a nuestro gusto si así lo deseamos, pero siempre con conocimiento si no queremos echar a perder nuestras hojas.
El ángulo de ataque de las hojas de Black Diamond es muy positivo y redondeado, y sus dientes tienen una angulación negativa muy pronunciada, sin embargo el ángulo de Petzl es más recto y definido, también sus dientes son más rectos.
Pico:
Hemos de ser cuidadosos con el afilado, puesto que llegará un momento que nos “comeremos un diente” y modificaremos sustancialmente el diseño de la hoja.
Comenzaremos eliminando los posibles mellados sobre el filo, para ello actuaremos sobre el bisel, varias pasadas en el mismo sentido intentando respetar el ángulo. Incidiremos si es necesario sobre la punta del pico si éste está demasiado romo, pero evitando en lo posible limar por debajo del mismo. Si redondeamos el ángulo de ataque superior entre el pico y la hoja mejoraremos el clavado, pero perderemos cierta efectividad en el desclavado.
Dientes:
Son una zona delicada que precisa destreza con la lima. Generalmente salvo que queramos “tunearlos” demasiado con unas pocas pasadas al ángulo y al bisel del diente sería suficiente. Si a base de afilar el pico nos acercamos demasiado al primer diente y éste es muy recto conviene darle angulación, ya que sino chocará contra el hielo y dificultará el clavado. Es importante mantener la correcta distancia entre la punta del pico y el primer diente, ya que es la superficie donde apoya el piolet al quedar clavado en el hielo.
Filo superior:
Basta con dar unas pasadas respetando la angulación del mismo, es peligroso e innecesario convertirlo en una hoja de cuchillo.
Los crampones tienen menos complicación pero igualmente es aconsejable que estén afilados, no sólo en sus puntas frontales si no en todas sus puntas. No es improbable dar un resbalón sobre hielo muy duro si las puntas están redondeadas.
Los crampones de puntas frontales verticales se afilan de la misma manera que una hoja de piolet. El resto de crampones de puntas planas se afilan sobre sus dos caras más estrechas, nunca hay que sacarles punta trabajando sobre las cuatro caras.
Respecto al guardado de nuestra herramienta al finalizar la actividad, conviene secarla bien antes, ya que no cuentan con tratamiento inoxidable ni anticorrosivo. Si aparecen pequeñas motas de óxido podemos evitarlas impregnando en aceite las zonas metálicas expuestas al desgaste de uso, que es principalmente donde puede aparecer el óxido.
Por supuesto, por muy bueno que sea nuestro equipo es imprescindible tener conocimiento y un correcto entrenamiento a la hora de emplearlo. Pues somos nosotros los responsables de nuestra seguridad en la montaña, más allá de la herramienta que empleemos.
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