Por Arkaitz Galindez del Equipo Trail de OS2O

Todo deportista, sea cual sea su disciplina, bien sea trail, atletismo, remo, etc., suele afrontar la nueva temporada con ilusiones renovadas. Algunos con ganas de mejorar lo anterior, otros con nuevos retos personales por delante… Da igual. Son miles las razones por las que el inicio de la nueva temporada nos produce un cosquilleo especial.

Es así como empecé yo la actual temporada 2017, con ganas de seguir progresando, de seguir aprendiendo y sobre todo de seguir disfrutando de lo que me gusta hacer, correr por el monte.

Mi año estaba repleto de ilusión y de un calendario de Ultras pensado a todo detalle y con mucho mimo.

Pero cuando uno se sienta delante del ordenador, escribe carreras, les pone fecha y planifica entrenamientos, no cuenta con una variable muy pero que muy importante, la lesión. Éstas, no las marcamos en los calendarios y éstas no las planificamos con mimo. Estas vienen o no vienen, pero si vienen, son capaces de dar al traste con todo lo anteriormente planificado.

Y así ha ido casi todo mi 2017, lesionado desde marzo hasta septiembre, sin poder competir y sin poder disfrutar corriendo.

A finales de agosto conseguimos terminar la TDS y digamos que esto fue el punto de inflexión. Y es que 25 horas de carrera dieron para mucho. Sufrir, disfrutar, pensar y meditar.

TDS

Y aquí, es donde empieza todo lo que me lleva hasta ahora.

Terminamos la TDS y le doy prioridad a descansar y recuperar bien la lesión, y me pongo objetivos cortos y asequibles. Me digo: “Arkaitz, tenemos desde mediados de septiembre hasta finales de diciembre para recuperar del todo la lesión y correr alguna que otra carrera corta para ir viendo como estamos y quitar ese mono de dorsal que llevo arrastrando todo el año.”

Y empiezo a correr, poco a poco, y la lesión del pie, no duele. Así que sigo entrenando, a no sentir molestias cuando corro y a mediados de octubre me pongo el dorsal para correr un trail de 20km en Zamudio, perteneciente a la Bizkaia Kopa Trail y es aquí donde me llevo la primera sorpresa y las dos primeras victorias de la temporada. Sí, dos victorias.

La primera es que para lo poco que llevo entrenando y venir de los ultras, consigo hacer un tercer puesto que me sabe a gloria y la segunda victoria, y para mí la más importante; es que soy capaz de correr 20 kilómetros a tope, bajando rápido, exprimiéndome en todas y cada una de las subidas y de la lesión… ni rastro.

Zamudio Bizkaia Kopa Trail

Empiezo a disfrutar del momento y me sigo poniendo metas cercanas, que me ayuden a saciar todas esas ganas de disfrutar de las carreras y de los entrenos. Siguiente objetivo, éste sin mucho tiempo para preparar, la Behobia. Otro mes, desde mediados de octubre a mediados de noviembre dándole zapatilla al cuerpo y parece que la cosa funciona. Yo, disfrutando como no lo había hecho en todo el año y la lesión…¡¿Qué lesión?!

En la Behobia disfruto mucho y consigo hacer una buena marca para el tiempo que he dedicado a prepararla. Y como la cosa marcha bien, me empiezo a encontrar cada vez mejor, disfrutando de los entrenos y de la competición, decido una semana más tarde competir en la Finaga Xtreme y Aprovechar el Momento. Ese momento que uno no sabe cuanto va a durar pero que una vez en la ola, hay que aprovechar esa inercia positiva y alargar lo máximo posible.

Seguimos en el podio. Finaga Xtreme

Resultado de la carrera, otro podio y esta vez subiendo un escalón más, segundo. Como un niño con zapatos nuevos y con una sonrisa de oreja a oreja ya que la cosa marcha como no lo ha hecho en toda la temporada.

Es por eso que ahora solo quiero seguir, aprovechar esta inercia que he cogido y disfrutar y seguir encima de la ola.

Solo espero que esa inercia y esa ola sean las que me lleven a poder disfrutar del 2018 tanto o más de lo que estoy disfrutando este final del 2017.

Y como todo en esta vida es pasajero, lo malo también pasa y ahora toca disfrutar de lo bueno, ya que ésto no sabemos cuánto durará. Mientras tanto… leña!!