Por Oskar Sanmartín del Equipo de Alpinismo de OS2O
Hay actividades que enamoran, salen perfectas, te esfuerzas pero disfrutas, te marcan y pase el tiempo que pase tienes la necesidad de repetir. Esa sensación nos quedó después de escalar en primavera de 2015 la cara norte de Les Droites por la vía Ginat y bajar esquiando hasta Mer de Glace. Fue un batiburrillo de actividades juntas en el que pruebas un bocado de la parte más deliciosa de las disciplinas de la escalada en hielo, el alpinismo en alta montaña y el descenso en esquí de montaña. Con un estilo rápido y en buenas condiciones. Fue demasiado sabroso como para no quedar atrapados por el encanto del esquí-alpinismo en estas paredes de unos 1000 metros de altura en el Valle de Argentière. El ansia de volver a este lugar a escalar en este estilo apareció casi antes de terminar la actividad y vivíamos con ella desde hacía casi dos años esperando la ocasión de aprovechar otra vía del mismo estilo en condiciones, unos días libres y buena meteorología.
Esta primavera de 2017 mi hermano y yo volvíamos a tener unos días para poder ir a los Alpes y la semana anterior volvíamos a tener la cabeza llena de ideas y proyectos. Al principio y como siempre planificamos actividades casi irrealizables salvo carambola mágica de las condiciones y la meteo pero conforme se acerca el día D nos entra la bendita cordura que tantos disgustos nos ha ahorrado y damos una versión más realista.
Andábamos detrás de la norte del Eiger pero no estaba en muy buenas condiciones y se acerca borrasca, si se adelantara un día el mal tiempo o no pudiéramos escalar toda la pared en el día pringaríamos. De la otra opción que era ir al macizo del Mont Blanc empezamos a ver fotos actuales y parece que está todo muy muy seco, la mayoría de las vías están sin hielo o con el hielo negro descubierto. Finalmente nos aferramos a tres opciones que consideramos seguras porque se están escalando antes de empezar el viaje.
1000 kilómetros después y con el pertinente saqueo en peajes y gasolineras estamos otra vez un poco más pobres pero igual de motivados en Argentière. Vamos cargados como burros y preparados para subir en teleférico hasta la aguja de Grands Montets, a 3295 metros de altitud y bajar esquiando al glaciar. Una vez en el glaciar se ponen las pieles de foca y se avanza casi en llano hasta la pared. Otra vez en este vertiginoso lugar. Las caras Nortes de Aguille Verte, Les Droites y Les Courtes se levantan mil metros casi verticales desde el glaciar mientras que las agujas de Triolet, Mont Dolent, Tour Noir, Argentière y Chardonet rodean el fondo y el margen izquierdo del glaciar. Cada una de éstas agujas esconde infinidad de itinerarios y actividades excelentes y uno se siente pequeño pero afortunado bajo éstas montañas, es sin duda uno de los mejores lugares de Europa para la práctica del alpinismo.
No nos entretuvimos y nos metimos a la tienda a dormir temprano, dormimos 8 horas del tirón, cosa que nunca hacemos en casa, y a las 6 de la mañana ya encarábamos el cono de entrada a la vía Lagarde Direct. Por delante nos espera una vía que recorre la parte izquierda de la cara norte de Les Droites, desde los 3000 metros de altura del glaciar hasta los 4000 de la cima y con dificultades máximas de 85º en hielo y M4+ en roca. El ambiente de la vía es espectacular pues se encuentra encajonada entre muros de roca a ambos lados.
Las sensaciones de hace dos años cuando hicimos esta pared por la vía Ginat, se repiten. Nos encanta el Eski-alpinismo llevado a estos terrenos.
Desde la estación de tren-cremallera de Montevers (cerrada a partir de las 5) hasta Chamonix tocó destrozar los pies andando con las botas de esquí por la senda que lleva al pueblo. Por suerte durante el descenso conocimos unos simpáticos esquiadores bilbaínos que tuvieron la amabilidad de llevarnos desde Chamonix hasta la furgoneta en el parking de Argentière y nos ahorraron una noche de vivac. ¡¡Muchas gracias!!
Escalar por vías de hielo hasta que observas el mundo a tus pies para luego disfrutar de kilométricas bajadas esquiando en buena nieve está entre los mejores sueños que todo alpinista puede tener. Alta montaña, esquí y alpinismo combinados en una actividad rápida que marcará nuestra memoria.
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