Doug Scott: El Mago

Por Eric Riba del Alpine Team de OS2O

La cultura Británica siempre se ha caracterizado por su propia personalidad, de ésta han salido fantásticos personajes a lo largo de la historia, una de ellas es la escritora J.K. Rowling, cuando en 1990 empieza a dar forma al mago más famoso de la historia con Harry Potter y sus gafas características. Pero, muchos años antes, ya existía un británico con semejantes gafas haciendo magia en diferentes vertientes montañosas de todo el mundo, quizas J.K. Rowling se inspiró en él para crear su personaje…

Nacido en Nottingham un 29 de mayo de 1941, su interés por la montaña se despertó a la edad de 12 años en una excursión escolar dónde se practicaban actividades al aire libre, aquello fue un descubrimiento que marcaría toda su vida.

Doug Scott

Un británico un tanto peculiar, ya que los alpinistas ingleses de aquella época seguían más al movimiento hippie instaurado en Yosemite que no al estilo tradicional británico. El estilo que era importante para él fue el de afrontar la mayoría de sus escaladas en estilo alpino a las cimas y paredes más imponentes del planeta, consiguiendo algunas primeras ascensiones impresionantes que lo colocaron en la élite del alpinismo mundial y en los anhelos de la historia del alpinismo.

Forjando el futuro en los Alpes

En 1958 a la edad de 17 años se desplaza por primera vez a los Alpes para realizar su primera campaña realizando algunas rutas clásicas. Desde entonces cada año hasta 1964 Doug realiza temporadas en los Alpes con otros grandes de la época, como el también británico Chris Bonington al que conoce en el Montblanc.

La primera ascensión de envergadura la realiza en 1961, en la cara noreste del Piz Badile junto a Bonington, aquella misma temporada realizó once ascensiones más en el macizo del Montblanc. En todas esas temporadas Doug ejecuta primeras ascensiones y recorre gran parte del macizo alpino, ascendiendo bellas rutas rocosas como la cara Este del Capucin, la Comici en la Tre Cimi de Lavaredo y más adelante el desaparecido Pilar Bonatti en el Dru en 1968. Toda esa experiencia en su juventud le forjó como alpinista para poder afrontar retos mayores.

La Aiguille du Dru

Aquellas campañas en los Alpes estaban combinadas con muchísimos otros viajes por todo el mundo, pasando por el Atlas, Tibet, Yugoslavia, Kurdistán, Noruega, Canadá, Kenia, Alaska o España para escalar la Brujas Franco Española en el Tozal del Mallo, en 1971.

Doug, como no podía ser de otra manera, también era un gran amante de la escalada en roca, con todo el eco que llegaba de Yosemite, viajó a California en diferentes ocasiones. La primera compartió cuerda con el mítico Royal Robbins, el hombre del momento en el valle, con él escaló la pared del Sentinela en 1970. En ese mismo viaje, con otro gran alpinista austriaco, Peter Habeler, firmaron la primera ascensión para su país en la vía Salathe en el Capitán.

Dos años más tarde volvería al Capitán para escalar una de las vías más codiciadas del mundo, The Nose, que escaló según él, un 65% en libre.

Hacia las puertas del cielo

Con toda esa enseñanza en su mochila, estaba preparado para retos mayores. A principio de los 70 Doug realizó dos intentos al Everest sin el premio de la cima, buscando la primera ascensión Británica a esa montaña, junto a grandes alpinistas. Esa experiencia le sirvió para conocer el medio y preparase exhaustivamente para conquistar de forma definitiva la cima del Everest.

Doug Scott en la cima del Everest

En 1975 en una expedición liderada por Chris Bonington consiguieron, junto Dougal Haston, la pimera ascensión británica al techo del mundo por la cara suroeste. Un 24 de septiembre con vivac incluido en la cima sur a 8760m, el que dicen que es el vivac a más altitud de la historia. Escribiendo así sus nombres en las páginas doradas de la historia del alpinismo británico.

Cuatro meses antes de su ascensión, una expedición China de carácter científico conquistó la cima del Everest, y en ella instaló un trípode de aluminio para poder dar con la altitud exacta de la montaña, que pasó a oficializarse desde entonces. Doug dijo que ese trípode y su bandera, era la única señal humana de que antes había estado allí alguien.

Después del Everest vendrían muchos más proyectos ligados al ochomilismo, intentó el K2 por su caraoeste, recorrió la arista norte del Kangchenjunga (8586m), ascendió la cara norte del Nuptse en estilo alpino y permaneció en la paret hasta ocho días para intentar la arista sureste del Makalu, quedando a 180 metros de la cima.

La campanada definitiva la daría un 28 de mayo de 1982 en el Shisha Pangma (8013m) cuando consigue junto a Alex Macintyre la primera ascensión en estilo alpino a la montaña, abriendo una nueva ruta en su cara suroeste, un corredor muy estético que lleva directamente a la soñada cima.

Una montaña dónde se hizo mago de lo imposible

Baintha Brakk es una montaña del Karakorum (7285m), que se conoce con el sobre nombre del Ogro. Es fácil adivinar el porqué, montaña con un nivel de dificultad altísimo, y que hoy en día sigue siendo un reto de máximo nivel. La montaña es, en parte, una mole de granito y cuenta con tres cimas, que se unen a través de una afilada arista. Los alpinistas británicos más fuertes del momento se unen para intentar conquistarla puesto que aún era una cima virgen y las incertidumbres y dificultades eran máximas.

El Ogro

En 1977 parten hacia su objetivo, cuya aproximación y organización ya fue peculiar. Viajaron haciendo auto stop desde Afganistán. Realizaron un primer intento donde Doug intentó la pared por su pilar sur, más de 1000 metros de granito vertical que pronto daría fin a su aventura, cuando una piedra impactó en la pierna de su compañero y tuvieron que retirarse.

En la segunda intentona la cosa cambió, de tal forma que a día de hoy se conoce cómo una de la grandes historias del alpinismo. Scott y Bonington ascendieron por la arista oeste hasta alcanzar la cima oeste, dónde Bonington había llegado en su primer intento, allí rapelaron para hacer un vivac en una cueva de hielo antes del ataque final a la cima.

Dedicaron toda la mañana a recorrer la arista hasta llegar al pie del pináculo de granito que forma la cima principal. Ambos tuvieron que utilizar sus habilidades para remontar aquellos 250 metros de granito liso y vertical que los separaban de la cumbre. Doug declararía después que aquella fue la escalada más difícil que él había hecho a semejante altura. Cuando alcanzaron la cumbre llevaban muchas horas concentrados en la escalada y no fue hasta que pudieron descansar cuando se dieron cuenta de que apenas les quedaba tiempo para bajar antes de que se hiciera de noche.

En mitad de la penumbra, sin apenas haber descansado, Scott y Bonington iniciaron un descenso que tenía algo de desesperado. Nada más iniciar el primer rápel, Doug patinó en el hielo, penduló hacia un lado y fue a estrellarse contra las rocas. Enseguida supo que la cosa era grave.

En cuanto intentó ponerse de pie, sus dos tobillos crujieron y volvió a caer al suelo. Bonington le alcanzó justo a tiempo de escuchar el sonido y ver cómo ambas piernas se le doblaban. Se miraron asustados. “No te preocupes, todavía estás muy lejos de la muerte”, fue todo lo que alcanzó a decir Bonington.

Doug Scott en el descenso

Tenía los dos tobillos rotos a 7.200 metros, prácticamente en la cima. Oscurecía y ambos sabían que no podían hacer nada aparte de prepararse para pasar la noche en una minúscula repisa.

Doug ya tenía experiencia en vivaquear en altitud ya que lo hizo en el Everest. Aquella noche reflexionó sobre la situación “no tenía ninguna duda de que iba a bajar, pero tampoco tenía idea de cómo iba a hacerlo”.

Enseguida descubrió que, dentro de lo malo, había tenido suerte, pues al fracturarse ambas piernas por debajo de las rodillas, aún podía rapelar; y en ese momento rapelar era la única manera que tenían ambos escaladores de alcanzar la cresta en la que les esperaban sus compañeros.

Al llegar a la arista, asistido en todo momento por Bonington, reptó a través de todos los obstáculos de piedra y hielo que encontró en el camino, a una velocidad lenta, hasta que por fin, al atardecer, alcanzaron a sus amigos en la cueva de hielo.

Daba igual que ahora fueran cuatro, en un terreno como aquel, nadie podía cargar con nadie, así que Scott iba a tener que seguir apañándoselas por sí mismo, y ahora, además, cuesta arriba. Y es que, para descender por la vía que habían abierto, antes tenían que volver a alcanzar la cumbre oeste.

Por la mañana se levantó una ventisca que les obligó a pasar otra noche en la cueva.

Al tercer día los cuatro escaladores salieron de la cueva e iniciaron el ascenso hacia la cima oeste. Ese día Doug Scott se convirtió en la única persona de la historia en escalar un sietemil con ambas piernas rotas. Desde allí todo el terreno era cuesta abajo, lo cual no era en absoluto sinónimo de que las cosas hubieran mejorado. Asistido en todo momento por sus compañeros, se deslizó monte abajo durante siete días de mal tiempo, sobre nieve blanda que lo empapaba hasta los huesos.

Después de una semana arrastrándose por el monte, finalmente, Doug y sus compañeros alcanzaron el campo base. Anthoine fue el encargado de ir a buscar ayuda y tardo cinco días en llegar al pueblo más cercano. En el campo base no quedaba nadie, sus compañeros les habían dado por muertos.

Al quinto día aparecieron doce porteadores en el campo base para llevar a Doug hasta un punto desde el que pudiera ser evacuado en helicóptero. Menos suerte tuvo con el helicóptero, que se estrelló al tomar tierra en Skardu. Por fortuna, nadie salió herido.

Actualmente el Baintha Brakk, sigue siendo la misma montaña hostil. Más de veinte expediciones han intentado ganar su cima, pero solamente dos, aparte de aquella británica del 77 lo han conseguido.

Su faceta más humana

Durante su carrera, su comprensión de la cultura y la gente en las regiones donde escaló creció a medida que formó lazos y relaciones fuertes. Fundó la organización benéfica Acción Comunitaria Nepal recaudando fondos para esta causa, sobre todo dando conferencias públicas. Scott es también un defensor del Turismo Responsable. Doug creó su propia agencia de trekking en 1989, y paga a los porteros y demás personal el doble de la tarifa actual, con mejores condiciones de trabajo, con cargas de trabajo reducidas de los porteadores y comprándoles ropa para combatir el frío y la lluvia.

Él es también el ex Presidente del Club Alpino. En 1999 fue galardonado con Medalla de la Patrona de la Royal Geographical Society. También ganó varias veces el Piolet d’Or.

Estamos sin duda delante de una figura excepcional del alpinismo. Cuando escribes sobre Doug Scott te das cuenta que la cantidad de actividad realizadas por el personaje mercerían un libro entero para poder expresar, en toda su esplendor, sus escaladas y aventuras por todo el mundo dónde, sin duda, su magia perdura y perdurará para siempre en la montañas que conquistó.

Otras biografías de grandes alpinistas aquí.

Referencias

–   Doug Scott Mountaineering / dougscottmountaineering.co.uk

 

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2 comentarios

  1. Ricard

    Buen articulo, solo decirte que Peter Habeler es austríaco.

    • ¡Hola Ricard!Tienes toda la razón del mundo, es austriaco. Ahora mismo lo corregimos. Muchas gracias, saludos!

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