Por David Munilla, fotógrafo del OS2O Team
No he contado las veces que he tenido que responder a la pregunta de qué claves se necesitan para una buena foto de acción, pero realmente han sido tantas como personas me han hecho la pregunta. Es la avidez de quien quiere “mejorar” en sus pasos fotográficos con una fórmula. Seguir un método para llegar a algo que funcione. Una especie de tutorial de esos que circulan por internet. Algo que no existe. Y no existe porque ni hay día igual, ni luz igual, ni momento similar. Y la clave pasa por algo mucho más sencillo. Que precisamente es lo que suelo contestar: ¿sabes manejar tu equipo?
Cualquier actividad en montaña que refleje el entorno es algo tremendamente atractivo. Fotografiarlo tiene dos funciones: uno el recuerdo de la actividad en sí y el otro el que desprende el lado artístico que uno puede incluir en la foto. Para ambas cosas y para el inicio del proceso fotográfico hay que tener en cuenta dos aspectos fundamentales: la luz y el encuadre. Precisamente lo que quiere decir fotografía (luz y trazo).
Un fotómetro en modo de medición global (de escena, matricial, 3D, etc…) se va a confundir de todas todas ante esta situación. El por qué es bien sencillo: hay una luz imperante que muchos definirían como contraluz (el sol) y que haría cerrar demasiado el diafragma haciendo que los escaladores y la pared quedaran excesivamente oscuros. Este es el ejemplo de la importancia de una medición puntual en la escena (en los escaladores) y a ello se une una técnica infalible para lograr este tipo de fotos, en las que el atardecer o amanecer están presentes: El sol debe o bien rozar el horizonte (la montaña) o lo que es mejor: que este se vea “tamizando” por nubes. El modo RAW ayudará en gran medida a poseer ese gran rango de luces y sombras. Un JPEG densificaría esas sombras haciéndolas muy duras.
Si inicialmente salvamos el escollo técnico de manejar bien la luz, lo demás irá viniendo. Es posible que tardemos tiempo en conseguir fotos impactantes, pero al final irán llegando. Por el lugar en el que estamos -la montaña- va a merecer la pena fotografiar lo que tenemos delante. Para muchos -la montaña- es un lugar inaccesible y la primera mirada ante una imagen así es de atracción. Aprovecha esto. Pero insisto, hay que ir más allá de apretar el botón.
Esta es una imagen clásica de problema a resolver que se suele dar en la fotografía de escalada. Un escalador en la sombra y un paisaje iluminado. Si dejamos al fotómetro que mida la escena globalmente nos va a ofrecer un resultado tendente a que el fondo muera por completo por excesiva luz. Solución: medimos al escalador puntualmente y bajamos 1 ½ el diafragma. Sí. Por ejemplo nos da f 5,6, pues tratamos de poner un f 8,5 o 9 (los valores varían en cada cámara) Inicialmente la imagen en la pantalla de la cámara parecerá oscura, pero si la hemos realizado en RAW el rango de imagen resuelve a la perfección esa lucha entre luces y sombras. Debo añadir que no se trata de un contra luz y que la luz de atrás posee un ángulo bajo. En otra foto más adelante veremos el supuesto de un contraluz puro.
Una cámara fotográfica se basa en ser una caja en la que entra la luz. Lo hace a través de unos objetivos. Hasta aquí todo claro. Entonces ¿dónde comienza el lio? Pues en querer saltarse los primeros pasos de saber cómo manejar esa entrada de luz.
El mismo supuesto que las dos fotos iniciales, con el beneficio que da la nieve (que rebota toda la luz) y el hacer coincidir el sol en la cresta de la montaña permite que no haya un contraluz. La estrella en la que se disipa la luz da pista de la utilización de un f muy cerrado (16 o 22) A f más cerrado mayor número de puntas en la estrella. Para este tipo de fotos la medición no debe ser exclusivamente puntual, ya que el fotómetro trataría de sacar el detalle de la nieve con lo que la montaña quedaría sumida en una sombra muy densa y sin detalle. Los fotómetros miden la luz reflejada y están estandarizados para medir un gris medio. Un gris medio es una superficie que refleja el 18% de la luz que recibe. El problema es que no todas las superficies u objetos que fotografiamos son gris medio. De ahí los fallos de los fotómetros en escenas complicadas. Para estos casos un buen sistema de medición sería el de puntual ponderada. La puntual mide en lo que sería el centro del encuadre y la ponderada abre un poco más el derredor de ese punto concreto. No olvidemos que hay que mover ese punto hacia dónde queramos medir, aunque el encuadre después sea otro que incluya elementos por otros lados.
Todas las cámaras llevan un medidor de luz: el fotómetro. Un increíble analizador de la luz. Gracias a él podremos hacer fotos con luz adecuada. A pesar de que muchos fotógrafos profesionales tenemos metidos cientos de datos de situaciones lumínicas similares no dejamos de usar el fotómetro. Es más sencillo que alguien te informe de qué luz hay en la escena.
En este caso se comporta estupendamente la medición general de escena. No hay grandes contrastes. Es una imagen sencilla y la clave está más en la composición. Inicialmente deberemos contar con una velocidad alta para “parar” al parapente en pleno vuelo. 1/400 es más que suficiente.
Este es el caso que hemos comentado en la foto 3. Esto sí es un contraluz por luminosidad plena en el plano de atrás. Está claro que si lo que queremos es que salga correctamente expuesto el escalador hay que medir exclusivamente su zona y olvidarse de la luz que viene muy dura desde atrás. La clave: evita mostrar excesiva zona de la imagen que no aporte nada.
Vale y entonces; ¿Cómo manejar esta información?. Cada fotómetro de cada marca, de cada modelo y en ocasiones de cada cámara nos ofrece una información distinta y dispuesta por varios modos de lectura: puntual, ponderada, matricial…y más inventos. Son modos de medir la escena. Es decir aquello que vemos a través del objetivo. Si te lees las instrucciones sabrás qué modo de lectura del fotómetro te viene mejor. Como norma general, las fotos de acción precisan de un modo más tendente al puntual (al centro del encuadre de lo que vemos). En cambio, las de paisaje necesitan más zonas para ampliar el abanico y así obtener una información un poco más genérica.
Las fotos con menos problemas son aquellas que no presentan contrastes entre luces y sombras. Es la imagen que le saldría bien a todo el mundo. Hablamos de congelar la imagen o el movimiento. Lo que tiene la escaladora atrás era una cascada de agua. Aunque hice fotos con elevada velocidad para congelar la cascada, también me decanté por confundir al espectador y utilizar una velocidad baja 1/20 para precisamente crear esa confusión de agua difuminada. Cuando conoces y controlas las reglas, no hay nada como saltárselas.
Llevar la cámara en estos momentos es tener la oportunidad de mostrar la belleza del entorno en el que nos movemos ¿Dónde medí? Pues justo al agujero luminoso. Si lo hubiera hecho globalmente, la imagen dejaría mucho que desear, pues el fotómetro hubiera intentado dar cabida a la luz ambiente y ese agujero con potencia lumínica hubiera salido sobre expuesto.
Ahora solo necesitamos decantarnos por uno de los modos que nos ofrece cualquier cámara. Estos modos corresponden a cómo vamos a tener que intervenir en mover más o menos cosas. ¿Qué cosas?; Pues realmente dos: Velocidad y Diafragma. Como cada vez se tiende a automatizar más procesos en ciertos modos (totalmente automáticos), la sensibilidad (ISO) entra como otro parámetro que cambiará automáticamente sin control. Para entendernos. Si dejamos que un aparato entre a jugar solo y a mezclar estas tres puntas de lanza de la fotografía, nunca aprenderemos. Os lo aseguro.
Medición puntual ponderada. Medí atrás para conservar la luz más fuerte con la nieve. Qué más da que la sombra salga densa, casi negra. Eso le añade carácter. Este es un aspecto que le cuesta a los fotógrafos modernos (era digital) Quieren que la exposición posea un histograma (una gráfica que ofrece información en forma de picos de la luces) con tendencia a la derecha. Si se sigue esta línea de trabajo nos quedaremos casi siempre en fotos blandas, sin elevado contraste. Eso sí, muy aptas para el retoque posterior. Algo que se escapa inicialmente de querer mejorar en el acto fotográfico.
Invertir sólo unas horas (se tarda menos de un minuto) en ver cómo el fotómetro de tu cámara se comporta utilizando el «modo manual o modo M» es el comienzo para fotografiar. El «modo M» precisa poner de acuerdo a las velocidades con los diafragmas. En realidad es tan sencillo como decir: Me planto ante un paisaje. Ajusto el ISO -también en manual- a 250 y empiezo por una velocidad media alta 500. Tengamos el diafragma que tengamos puesto, el fotómetro inmediatamente nos va a dar un valor + o –. Únicamente tengo que lograr que los valores ni se vayan excesivamente hacia el + ni hacia el –. Si lo que queremos es que la acción (si la hubiera) se quede congelada, no cambies la velocidad, únicamente mueve el diafragma. Son unos ocho diafragmas diferentes. Tampoco son tantos.
Si esta no es una imagen clásica de montaña…También es la típica en la que escucho los comentarios: “era más bonita en la realidad” Sin embargo os puedo asegurar que aquí refleja la luz que había. ¿Cómo se logra? Mide en la zona que más luz intensa reciba y si en términos generales no hay grandes cambios en el encuadre elegido, como un valle profundo, casas, un bosque en primer término…baja -se le llama sub exponer- al menos 1 ½ de f. Lograras saturar más la imagen. Es posible que en la pantalla de muestra de cámara la veas algo oscura, pero cuando la abras en pantalla verás que has acertado.
Sin luces que varíen la escena no hay descontrol. Una velocidad alta 1/500 garantiza que el hielo quede “congelado” en la toma. Por supuesto la medición es al escalador y no a la nieve.
Aquí es donde viene el nerviosismo de la gente y el “esto no sale”. Está claro que si es la primera vez que lo haces y la luz no es de una hermosa mañana de invierno o de primavera puede ser que haya factores que compliquen el proceso. No son otros que la falta de luz, la carencia de la misma, los contraluces o las mezclas entre zonas iluminadas y sombras. Para lo primero y si vas a fotografiar el comienzo de una actividad de esquí de travesía o las primeras horas de una ascensión y has comenzado prácticamente a la luz del frontal debes pensar que hay poca luz ambiente. Entra en función el ISO. Un parámetro que por medio de impulsos electrónicos en el captador de imagen, la señal puede ser ampliada y por tanto jugar a que hay más luz. Un 250 ISO (nunca dejes que la ISO sea controlada de modo automático) es más que suficiente en montaña para horas centrales. Incrementar el ISO a valores altos –no excesivos- nos hará poder disparar en condiciones de luz más débiles.
Para clásica la arista Aiguille du Midi al Valle blanco con parte del cogollo de puntas graníticas del macizo del Mont Blanc. Esta situación de luz se da mucho en alta montaña y se resuelve sacando al sol de nuestra trayectoria directa o bien ocultándolo por nubes o por un pico. El fotómetro en modo escena global se defiende perfectamente con esta medición. Esta toma se podría decir que tiene variaciones en lo que respecta a la intensidad de la sombra y podría presentarse como más densa. Es una cuestión de gusto.
El ejemplo de la luz fácil de alta montaña. Es fácil cuando se puede simplificar casi a blanco y negro.
Respecto a cómo medir correctamente cuando en la escena hay luces y sombras (digamos que sería la parte que complica la toma de una foto) y lo que queramos resaltar se encuentre en un lugar u otro, pasa simplemente por haber elegido una función de fotómetro puntual y dirigir el centro del encuadre al punto concreto. El fotómetro nos dará que valores poner. Luego aunque muevas tú encuadre siempre tendrás la información del lugar justo en el que tomaste la medición. Este tipo de medición tan puntual no es importante para el paisaje, pero si para la foto de acción.
Ejemplo clásico de poca luz ambiente y necesidad de tener una velocidad alta. Se necesita primero elevar el ISO. Por ejemplo a 1.200 ISO para esta ocasión extremadamente oscura, y así poder establecer una velocidad de al menos 1/300 y comenzar a ver qué f nos da el fotómetro. Sería la clásica utilización del modo Manual dando prioridad a la velocidad.
Estos sencillos primeros pasos son los que nos llevaran a evolucionar y crear una base. Si sabes medir, tienes el control. Está claro que habrá tomas que al poseer luces interesantes o momentos álgidos de plasticidad lumínica harán que la foto crezca. También hablaremos de cómo elegir un encuadre o cómo influye un objetivo u otro en cada fotografía.
Sin luces que provoquen sombra la plasticidad es producida por otros factores y hay que emplear más recursos para que la imagen diga algo más. Una medición sencilla, pero el compromiso artístico es mayor.
En esta foto nos encontramos con la típica situación de o te pasas o no llegas. Si mides excesivamente puntual al escalador, la zona de nieve de atrás va a tender a una sobre exposición y si la medición es de escena pudiera ser que pase al contrario. Para estos casos de planos cerrados (digamos que hay poco cuadro de imagen que contenga paisaje) lo mejor es medir atrás y delante y hacer una media. La clave está en tener detalle y color en la zona amarilla de roca que le aporta bastante a la imagen.
Todo a su tiempo.
Serge Jaumà
Blog molt, molt instructiu. Didàctic, amé i encoratjador. Felicitats i gràcies.