Por Claudia Gutiérrez del OS2O Trail & Skimo Team,
Para evolucionar, seguir adelante y aprender, el ser humano necesita motivación. En el momento en que se quiebra este motor el cerebro queda adormilado, se acomoda. Esto puede sucederle a cualquier persona en la situación de indecisión y parálisis que vivimos debido a la pandemia. Desde el estudiante que desconoce el método que se va a usar para evaluarlo al amante del cine y el teatro que no puede disfrutar de los espectáculos pasando por todo tipo de atletas pueden sufrir esta crisis. Para superarla será necesario que encuentren una motivación o reto.
La mayor parte de los corredores de montaña organizamos la temporada en torno a unas carreras que ejercen de motor para la motivación. Tras la cancelación de dichos retos podemos sentirnos sin un rumbo determinado, lo que lleva a la desmotivación y, por lo tanto, a desengancharse de la actividad. Para no caer en ese estado de desmotivación, decidí buscar mi reto, una actividad que las competiciones no me permitían hacer y que requería una preparación diferente y exigente: hacer el Anillo de Picos “del tirón” (como solemos decir por aquí). Por otra parte, el mero de hecho de ir a la montaña sin ningún objetivo salvo el absoluto disfrute fue, sin duda, otra de las motivaciones más placenteras de este año sin competiciones.
El Anillo de Picos es una actividad que llevaba años en mi mente, pero como los objetivos más cercanos eran las carreras, no tenía tiempo para prepararlo bien. Por ello esta fue la oportunidad perfecta para conseguirlo.
El Anillo es una ruta no marcada en Picos de Europa que une los refugios guardados del parque con un total de entre 100-110km y aproximadamente 8000m de desnivel positivo que discurren por un paisaje idílico y técnico que pondrá a prueba todas las facultades físicas y mentales del ultra trail runner. Normalmente es una ruta que se realiza en varios días (de tres a siete) quedando en los refugios o acampando. Los refugios son los siguientes (en el orden en que nos los encontramos nosotros): La Trenosa (o Terenosa), Urriellu, Cabrones, Ariu, Vegarredonda, Vagabañu, Colláu Jermosu, Cabaña Verónica, hotel de Áliva, y casetón de Ándara.
El hecho de que el circuito no esté marcado significa que eres libre de trazar tu camino por las sendas que desees, lo que supone tomar decisiones: ¿camino técnico o cómodo y largo? Por ello es necesario hacer un reconocimiento del terreno profundo antes de decidir qué ruta tomar. También es fundamental la hora, el lugar de salida y el sentido en el que realices el anillo. Todas estas cuestiones no se nos plantean en competición, donde “nos lo dan todo hecho” y fue una de las partes más estimulantes del reto.
Tras mucho cavilar y dejarme guiar por mi padre, con quien compartí la experiencia, y que es el auténtico conocer de Picos, decidimos salir de Sotres a las tres de la madrugada hacia Urriellu. Optamos por el camino más corto y técnico, que se traduce en bajar la canal de Piedra Vellida hasta la ruta del Cares (en vez de bajar al pueblo de Bulnes) lo que suponía un “ahorro” de varios kilómetros, no sabemos exactamente cuántos, pero calculamos que en torno a 6 o 7. A cambio tus piernas disfrutarán de una canal técnica de gravilla en la parte de arriba y de helechos, zarzas y ortigas en la inferior.
Otro punto de inflexión es el refugio de Vegarredonda, al que se puede acceder desde los Lagos (opción larga) o desde el Caleyón Francés (opción corta). A cambio de ahorrar tres o cuatro kilómetros tendrás que mantener los ojos pegados al track para no perderte en una zona llena de agujeros, sin ruta trazada y sin puntos de referencia en un terreno pedregoso donde perderse es casi tan fácil como en un desierto.
Para poder librar la canal de Piedra Vellida de día decidimos salir a las tres de la madrugada y así realizar la subida hasta Urriellu y Cabrones en las primeras horas del día, ya que tiene un camino bien trazado y marcado. Sin embargo, esto significaba pasar por Cabaña Verónica de noche, otra zona conflictiva de roca donde no hay camino salvo por algunos hitos (que ves por todas partes sin orden ni concierto) y unas marcas pintadas que en la oscuridad apenas se distinguen.
También es fundamental escoger el día adecuado: evitar las precipitaciones, la niebla y encontrar la noche más clara posible. Teniendo esto en cuenta decidimos salir a comienzos de julio, momento en que la luna estaba llena y las temperaturas eran agradables.
Debes recordar que en Picos el agua es un bien muy preciado y escaso, de manera que tienes que conocer bien los puntos de recogida, nunca te fíes de las fuentes de zonas bajas, pueden estar contaminadas y puede no solo costarte el Anillo sino un grave problema de salud. En general las más fiables son las que se encuentran en los refugios.
Por último, será fundamental llevar mapa. Por mucho que conozcas la ruta, la niebla, la noche y el cansancio juegan con el paisaje y con tu mente. Nosotros optamos por seguir el track en la aplicación Orux maps con la que solemos guiarnos por la montaña a diario.
Ya tenemos todo preparado, ¿nos acompañas?
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